“ Y el Verbo se hizo hombre”

Jn 1,14

 

Cuando dos opuestos se unen, surge una vida.

Cuando hombre y mujer se unen, es la hora de la fecundidad.

Cuando el cielo y la tierra se unen, nace el hombre nuevo.

 

Hacerse hombre:

Es saberse de la tierra y del cielo.

Es saber que lo imposible es posible.

Es elegir lo único necesario.

Es convivir con el dolor de cada día.

Hacerse hombre:

Es saber dejarse guiar por la voz interior.

Es saber ser feliz dando.

Es saber ser feliz con lo que ahora hay.

Es saber que la vida es un camino en el que todos los tramos son divinos.

Es saber escuchar el canto del cosmos.

Es saber que su vocación es la libertad.

Hacerse hombre:

Es volverse niño.

Es comprender y no condenar.

Es saber estar con los pies en la tierra sin huir, sin evadirse.

Es saber mirar la tierra y el cielo.

Es saber encontrar la roca, la firmeza interior.

Hacerse hombre:

Es saber aceptar los límites.

Es saber que sólo debe hablar al sentir la inspiración.

Es saber que todo lo que necesita va dentro de su corazón.

Es saber que nunca estás solo, que el Padre está con él.

Es saber ir contra corriente.