MI CORAZÓN SE REGOCIJA POR EL SEÑOR...

DELANTE DE ÉL AVANZA EL FUEGO

 

 

La huella de nuestro Padre Santo Domingo es una huella de silencio.

 

Si el corazón se alegra en la presencia del Señor no hay que discursear.

Si tu corazón se siente invadido y cree en esa llenura del Señor no es necesario el discurso.

Deja que aflore el fuego de tu corazón y que purifique toda la exterioridad.

Una oración que permite revivir ese fuego interior, ése será tu regocijo.

Una oración que se vuelve regocijo en la presencia de nuestro Dios.

Otro cualquier regocijo es algo insustancial en nuestra vida.

 

 

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