LA FIESTA DEL SILENCIO - 2008

 

 

 

 

 

 

 

Difícil es siempre hallar las palabras que expliquen, que transmitan el vivir del silencio y las relaciones que de él se desprenden. La relación entre los discípulos, el encuentro con amigos y el acercamiento de las personas que lo comparten y les acompaña este común sentir y vivir. Pero brevemente y con el sentir de los que aman el silencio creo que parte de mis palabras os llegará.

 

Hemos celebrado lo que a partir de este “encuentro” se ha determinado en llamar La Fiesta del Silencio.

¿Por qué La Fiesta del Silencio”? parecen antagónicos los conceptos, pero tienen su razón de ser, veamos:

Fiesta: término que indica cierta algarabía, jolgorio, charlas, encuentros con personas en el tiempo…

Silencio: indica quietud tanto corporal como de palabra, ausencia de verbalización, de actividades comunicativas orales….

Unir estos conceptos parece carente de sentido, pero todo tiene su sentido y su por qué e intentaré explicar, con cierta brevedad, el motivo de esta nombramiento.

 

La familia Moratiel solía celebrar anualmente una Fiesta familiar a la que denominaron La Fiesta de la vida. El encuentro tenía como objetivo reunirse durante unas horas, todos los miembros de la numerosa familia Fernández-Moratiel, que durante el año difícilmente coincidían unos con otros.

 

En cierta forma La Fiesta de la vida y este encuentro anual que se celebra ahora, tienen en común, la familia Moratiel, el pueblo, la ermita y los que nos hemos incluido ahora para pasar unas horas en Santa Olaja de Eslonza, de ahí el nacimiento en denominar La Fiesta del Silencio a este encuentro anual en el primer sábado del mes de Junio.

 

Esta crónica no tiene más novedades en sí que destacar el transcurso de este encuentro. Sus objetivos son simplemente el pasar unas horas juntos en el pueblo del Padre Moratiel, un encuentro entre miembros familiares y los discípulos, amigos y simpatizantes del silencio, es decir, de todos aquellos que deseen compartir este día.

 

La jornada suele iniciarse en la plaza de la Catedral en León, como lugar de encuentro y allí mientras esperamos a unos y otros, charlamos y compartimos nuestro tiempo con una cerveza, un café o lo que cada uno quiera degustar. Desde allí empezamos a desplazarnos a Santa Olaja de Eslonza, centro del encuentro y después de ir uniéndonos y hallándonos unos con otros, se hace la hora del almuerzo. Al igual que el año pasado, éste se llevó a cabo en casa de Dorina, asistió también María, esposa de Reginaldo nuestro querido y emblemático “patriarca” que reside ya en el Silencio con sus hermanos.

 

Todos los que allí estábamos disfrutamos del almuerzo, del lugar, de volvernos a ver, de reencontrarnos, de conocer a los nuevos y de echar de menos a los que no pudieron asistir.

Sobre las 5 de la tarde unos iniciaron el camino hacia la Ermita a pie y otros más cómodos lo hicimos en coche, una vez allí pudimos observar que la Ermita rezumaba colorido por doquier, bellas flores adornaban el altar y el presbiterio.

 

Este año y en el momento del ofertorio, Dorina leyó el texto “La Vela familiar” costumbre en la Fiesta de la vida y al término de la celebración Maite nos leyó muy emotivamente “Os llevo en mi corazón”.

 

Ya en el exterior de la ermita, la charla entre unos y otros era afable y dicharachera, allí pudimos hablar con Petra, hermana del P. Moratiel que siempre nos acoge con su habitual sonrisa y cariño de reencontrarnos.

 

Se decidió después ir todos juntos al pueblo de Gradefes al Convento de Santa María de Gradefes donde las monjas cistercienses nos acogieron con alegría y júbilo, agradecidas por nuestra visita. En ese hermoso lugar asistimos a Completas acompañando a las monjas y sus cantos.

 

Ya casi las 9 de la tarde, después de un espléndido día, sin la presencia de la lluvia tan persistente en estos días, nos fuimos despidiendo para regresar de nuevo a nuestras casas o emprender viaje a nuestras ciudades.

 

La Fiesta del Silencio, es una fiesta de cordialidad, un encuentro de personas que conocimos al Padre Moratiel y a través de él aprendimos a mirar el mundo en su misma belleza, en su sencilla manifestación.

 

Hemos tenido la gran suerte de ser acogidos por su familia en todos y cada uno de los actos, actividades, deseos o propuestas que hemos mostrado, deseado o realizado. Así pues no nos queda más que agradecer la dicha de hallar ese eco familiar y compartir, este día, todos juntos en Santa Olaja de Eslonza.

 

Àngels

Santa Olaja, 7 de junio de 2.008

 

Algunas fotografías más de este día