HERENCIA - 2009

 

Como adormecida en esta tierra de la Mancha, se expande la Casa de Oración Santa María que nos cede por unos días sus adentros para que vivamos el silencio, un silencio personal, singular, propio y siempre de la mano de Moratiel.

 

Días, que al igual que en el resto de España, se ha vivido el intenso calor, a veces agobiante, a veces asfixiante, a veces agotador de un verano que realmente nos hace sudar y que a muchos nos hace desear la venida del otoño.

 

El silencio difícil de por sí se nos presentó algo más costoso inicialmente al vivirse envuelto en esta ola de calor. En la capilla, las ramas que tímidamente se dejaban ver, permanecían también en un callado silencio, incapaces de susurrarnos la más leve de las brisas ante el aplastante sol que nos alumbraba. A pesar de todo, el silencio se vistió de gala en estos días, la tierra, la naturaleza, la vegetación, los árboles y arbustos respiraban con nosotros el silencio, un silencio que envolvía el entorno donde la vida nos asiste esplendorosa y calladamente, como si el vínculo, ese cordón imaginario que nos une a la realidad, a lo cotidiano, entrara en esta dinámica de lo callado, de la introspección. Para no olvidarnos o alejarnos demasiado de ese entorno idóneo y silencioso, la carretera situada en la calzada que delimita la casa, nos recordaba con su continuo transitar, que la vida ajetreada, esa que vivimos con prisas, esa exterioridad que nos aguarda, nos espera de nuevo en breve, pero ahora permanecemos en este oasis de silencio, de calma y de paz donde se nos da la hermosa oportunidad de encontrarnos, de caminar hacia nuestro ser, hacia nuestro interior antes de que el mundo nos absorba de nuevo, antes de que nos digiera otra vez como tantas otras veces, como tantos otros momentos… quizás después de estos días de recogimiento, nuestro adentrarnos en el día a día sea mucho más sereno, más calmo, quizá incluso bajo otra mirada.

 

El silencio no se dice, el silencio no se explica, el silencio se VIVE, como nos dice Moratiel y en este lugar privilegiado, poseemos la hermosa ocasión de vivir y sentir el silencio y en silencio.

 

He dejado pasar unos días, José María Toro me envió un artículo sobre la importancia de “no hablar en los encuentros” al cual os remito a leer, expone con el sentir de adentro la importancia de vivir el silencio y la plenitud que podemos llegar a alcanzar, o al menos llegar a rozar, en estos días. Sinceramente creo que es un artículo, un decir que con palabras sencillas nos dice cuan importante es un silencio bien vivido, un silencio bien compartido...

 

Un año más hemos intentado llevar a cabo ese propósito, esa inmersión a la mudez verbal para dejar que el Silencio se haga carne y cuerpo, como nos dice José María.

 

Gracias a todos, en especial a ti José María y a Ángel por sus expresivas instantáneas.

 

 

Àngels

5 de septiembre de 2009

Fotografías: LA LUZ EN EL SILENCIO - Ángel AGUADO


Para acceder al artículo de JOSÉ MARÍA TORO

 

A PROPÓSITO DEL NO HABLAR EN LOS ENCUENTROS DE LA ESCUELA DEL SILENCIO 

(Pinchad sobre el título)