Encuentro en SEVILLA - 2007
 

Correos recibidos sobre el encuentro de Sevilla

del 8 al 11 de noviembre

 

José Luís Quiles

Pedro Luis Ortega

 

EN BUSCA DEL MAESTRO

 

Una vez más esperamos la fecha que nos permite sumergirnos en el profundo Silencio. Aunque para muchos, un retiro supone una pedagogía para llevar el Silencio a nuestro trabajo Espiritual, no separado de nuestra vida diaria junto al trabajo o familia, también puede ser una terapia para recuperar la mente…, renovación de energía…, e incluso herramienta de trabajo para científicos ateos, que desde el silencio y bajo un árbol, descubrieron la Ley de la gravedad; entonces el silencio abarca mucho más de lo que nos podríamos imaginar.

 

El día es estupendo en Sevilla, aunque para los que venimos del norte (concretamente Zaragoza) resulta caluroso. De coger el AVE con cinco grados, gorra, chaqueta, jersey…, aterrizas en unos veinticinco grados y es como entrar en una sauna. Pero desde el silencio todo se agradece. Además, el clima encaja perfecto a la belleza de lo poco que puedo contemplar de esta ciudad.

 

Al llegar a la casa de ejercicios de Betania, uno se siente como en el lugar donde nació, como volver a nacer. El edificio soleado gracias al techo de cristal, paredes blancas y relucientes, habitaciones limpias y bien preparadas, y el cariño de las hermanas que siempre nos brindan en todas las casas Espirituales; aunque hay que reconocer la alegría Sevillana de estas monjas.

 

Tras los correspondientes saludos y nuevas amistades que se agradecen, viene la cena. Después la presentación y hacemos acto de presencia al Silencio. Sería mejor decir, silenciamos nuestras voces para facilitar el silencio en nuestras mentes, e incluso cuerpo.

 

Los días, las horas, los minutos pasan en silencio; primero deprisa, luego despacio…, al final la noción del tiempo se esfuma. Ni deprisa ni despacio, es como es.

 

En el poco tiempo que llevo en esta escuela, acostumbrado a tanto orden y disciplina de la que provengo, me sorprende el ver como desde el silencio no es necesario establecer un orden, ni disciplina: se afirma solo por si misma en el absoluto Silencio. Y es que desde el Silencio la fuerza del Espíritu se hace presente, y ahí el orden ya está establecido: El Equilibrio y Armonía Omnipotente del mismo Dios.

 

Para seguir caminando desde el Silencio, siempre es necesario en un retiro, ese alimento Espiritual que de alguna forma te da fuerza. No me refiero a la lectura Espiritual, pues es momento de silencio, y es mejor centrarse en la práctica. Además es difícil asegurar que la lectura será apropiada a la práctica, ya que el astuto ego siempre encuentra como escapar. Tampoco a la comida. Es la presencia del Maestro con sus enseñanzas.

 

Esta claro que el Maestro es importante en toda escuela Espiritual. Pero desde la entrada de escuelas orientales en occidente, ha habido mucha confusión al respecto. En ellas la presencia física del Maestro es muy importante, dando lugar a sucesiones que en muchos casos han dejado mucho que desear. Pero desde el silencio lo físico y no-físico se funden, y es entonces cuando se siente la presencia del Maestro en su esencia, esté presente o no físicamente. Y ahí esta el alimento que el Padre Moratiel nos entrega, como un buen Maestro no-físico, que inspira a que sus maravillosas instructoras faciliten las charlas que dejó grabadas. Aunque todos esperamos a que Lola y Josefina, como discípulas antiguas, se decidan a deleitarnos con los conocimientos adquiridos por la experiencia de ambas.

 

“Buscas un Maestro, observa un árbol: el almendro por ejemplo. Se desprende de todo, hasta de la belleza de sus flores, sin pedir nada a cambio”. Estas palabras en la grabación del P. Moratiel me lo dijo todo. Después de años de búsqueda del Maestro ahora lo tengo cerca… o por lo menos comprendo esa delicada y tergiversada palabra.

 

Resumiendo en general el retiro, desde mi experiencia compartida con los demás, desde el Silencio se comprende todo, surge la verdad. “El Silencio es Patrimonio de la Humanidad”, dice el P. Moratiel en sus libros, y por ello entiendo la razón de estar aquí: el por qué embarcarse en el camino Espiritual, en una sociedad que nos ofrece  todo tipo de deleites para los sentidos, supuestamente para ser más felices; también podemos entender el por qué determinada escuela y no otra, con tanto mercado espiritual existente… eso y mucho más  siempre desde el inconfundible Silencio.

 

Para terminar y sin dudar un momento, mi más sincero agradecimiento al Padre y Guía Moratiel  por su capacidad y fuerza para llevarnos de “la mano” desde el corazón. Su presencia se siente en todos nosotros, ya seamos cristianos, budistas, yoghis, sufís, místicos, ateos, etc., y pido para que así siga siendo, por que más que una “escuela”, mejor ser, como dijo Lola, una familia: “La familia Moratiel”.

 

También un abrazo y agradecimiento a todos los que me acompañaron en el retiro, y a las hermanas de la casa. Sin olvidar al vigilante de Seguridad que me llevó a la estación, facilitándome el viaje. Hasta la próxima familia.

 

Jose Luis Quiles

Zaragoza, 25 de noviembre del 2007

 

 

 

Hola, soy Pedro Luís de Sevilla y quiero compartir mi experiencia personal en el último retiro de la Escuela de Silencio.

 

"Volver a empezar"

La búsqueda espiritual no tiene final o meta. Todo es caminar. El camino es un fin en sí mismo. Se van viviendo etapas y siempre hay que volver a empezar de nuevo. A mí, últimamente, me ha tocado vivir una experiencia distinta. He estado un mes largo con unas fiebres de origen desconocido, que me han dado una buena paliza física y psíquica. Tras pasar unos días en el Hospital, empecé a mejorar y me dieron el alta, por lo que finalmente pude asistir al Silencio de Sevilla. Dadas las circunstancias y como os podéis imaginar, ha sido una vivencia distinta, porque en menos de 48 horas, pasé del Hospital al Retiro.

 

¿Y qué he podido vivir allí?

- Siento que el Silencio personal, en familia y en grupo me ha ayudado a poder afrontar la enfermedad con paciencia, confianza y esperanza. Como dice Moratiel, el Silencio es la forma más sublime de comunicación. La plenitud, la unidad y el orden se respiraban en el ambiente. Todos éramos Uno Solo al prescindir de las palabras, para abandonarnos en el Misterio de lo Oculto.

 

- Siento que he podido renovarme, reafirmarme en lo esencial de mí: el descanso en una Presencia que me habita y me acoge como soy. No me he tenido que esforzar utilizando la palabra para llamar la atención de los demás, para sentirme querido por los otros. He podido permanecer tranquilamente en Silencio siendo yo mismo, viviéndome desde el corazón y no desde la cabeza. El ego me ha dejado en paz, la tensión se ha vuelto serenidad.

 

-Siento que merece la pena vivir sin pretensiones, sin planificarlo todo, relativizando, con más sentido del humor, disfrutando de este momento aquí y ahora. Durante el Retiro en Silencio he dado gracias a Dios por mi recuperación, por contar con esas fuerzas que misteriosamente aparecen, se activan y ayudan tanto cuando existen dificultades y las cosas no marchan bien. Me he podido reencontrar con ese ritmo lento, pausado, que me hace estar más consciente, despierto.

 

- Siento que meditar tantas personas juntas (éramos más de 50) ayuda mucho. He podido revivir la importancia que tiene en mí la dimensión comunitaria del Silencio. Me he sentido acompañado. No estoy solo en mi opción. Puedo continuar estando en el mundo sin ser del mundo. Como dice también Moratiel: los problemas no se resuelven, pero sí se disuelven a la luz del Silencio. En este retiro siento que se revaloriza la importancia de la presencia de los demás. Todos intuimos lo mismo, más allá de las diferencias culturales (había personas de distintos puntos de España) y la historia personal de cada uno. Me produce mucha alegría que todo no se reduce a esos días especiales. Cada vez somos más los que nos organizamos en pequeños grupos para meditar a lo largo de todo el año.

 

- Me siento también muy agradecido a las personas que organizan este tipo de Encuentros: Josefina Font y Lola Montes. Las condiciones que rodean el Silencio ayudan mucho: el respeto de los horarios, el orden, el descanso... En el caso particular de Lola por la suavidad de sus formas, la profundidad de su ser y su experiencia personal acumulada cerca del Maestro, facilita mucho que podamos sentir el espíritu de Moratiel. Igualmente Josefina por su espíritu de servicio, generosidad y buen hacer.

 

Tras bastantes retiros con Moratiel en vida, he podido constatar, ahora que ya no está físicamente con nosotros, que todos experimentamos lo mismo, pues todo sigue como si Moratiel estuviera. Las coordinadoras no han cambiado nada, fieles a las pautas que marcó el Maestro.

 

En definitiva, he podido sentirme descansado interiormente y en paz. Esto es lo que anhelo en mi vida cotidiana.

 

Mi agradecimiento a Dios y a todas las personas que unidas por el Silencio mantenemos viva la Familia Moratiel.

 

Un fuerte abrazo,

 

Pedro Luís Ortega

30 de noviembre de 2.007