Encuentro en TUDELA - 2007
 

EXPERIENCIA

Tudela, 5 al 8 julio

 

 

Verano, 5 de julio. Hermoso día para entrar en un Monasterio y vivir el silencio. Aquí, en Tudela, se respiran Sanfermines que no quedan muy lejos y paseando por el pueblo me imagino en ellos. Quizá una ilusión más del ego. Las hermanas me reciben con mucho cariño, al igual que Josefina, una de las instructoras. Aunque es mi primer retiro con esta escuela, llevo unos cuantos con la escuela Budista Soto zen de España, y en todos los retiros que he asistido en conventos de religiosas y religiosos cristianos, nos han tratado muy bien aun siendo de otra tradición. Eso siempre alegra; es una muestra más de la unión humana y la avenida de la nueva Conciencia Colectiva.

 

Antes de la cena me presentan a Lola, la otra instructora. También buena parte de las personas que compartirán Silencio se presentan. La mayoría mujeres. Muchos Maestros orientales aseguran que la energía femenina será importante para el futuro, "la Madre Cósmica coge fuerza" dice mi Maestro de Taichi. Quizá sea cierto, pues en las clases de Taichi que imparto, la mayoría son alumnas. En el zen son menos, pero las que hay tienen mucha fuerza y casi todas son instructores.

 

En la cena se cruzan las últimas palabras. Me gusta la idea de sentarnos siempre en el mismo sitio en las comidas, conferencias y meditación. Al igual que lo de dejar tu servilleta en el lugar correspondiente. Si profundizamos en ello es una forma de disciplinar la mente en las actividades cotidianas.

 

Tras la cena, las instructoras, con la misma fuerza de un Maestro zen, pero con el cálido abrazo de Jesucristo, nos indican que llegó el momento de entrar en silencio. Como siempre, lo primero y más fácil es acallar la palabra (movimiento de cuerdas vocales); lo complicado viene con la mente. Acto seguido nos dirigimos a preparar para la meditación. Tras ello a dormir.

 

A las ocho de la mañana un agradable adagio de Albinoni hace de despertador. Llevaba un rato levantado, pues me suelo levantar antes. En silencio, sin mediar palabra entramos en nuestro mundo interior. Las charlas del Padre Moratiel me sorprenden. Tan sólo su dulce voz se reconoce de un buen religioso, pero su conferencia no sabría definir; maravilloso escuchar las palabras de este hombre que ya empieza a ser para mí un Santo Maestro. A pesar de mis más de doce años trabajando la Espiritualidad, este Maestro ofrecía respuesta a muchos cabos sueltos que tenía.

 

Poco tiempo de descanso había, y yo aprovecho para leer o escribir. Si bien se nos indicó que suprimiéramos la lectura, pensé que se refería a novelas, revistas o pasatiempos. En los retiros aplico la meditación en la lectura, resulta más fácil aprender, y escritura. Al meditar escribiendo, hasta la letra cambia. Pero enseguida Lola indicó que no deberíamos leer, ya que tenemos mucho tiempo al terminar el retiro. Así hice, y es otra forma de profundizar más en los deseos de hacer... Aunque confieso que en algún momento leí en mi cuarto, pero a medida que avanzaba el retiro se me quitaron las ganas de leer.

 

La comida fue estupenda durante el retiro. Aunque nunca como carne en los retiros, fue una nueva experiencia. Por la noche si noté el estómago un poco más pesado, pero percibí algo que muchos Maestros dicen: "Lo importante no es el qué se como, sino el cómo se come". Efectivamente la atención en silencio de como comes, es más importante que el comer carne o verdura.

 

Los minutos de meditación pasan, y como siempre, por muchos retiros que hagas o meditación lleves en la espalda, parece que se cumple un factor general en cuanto a las sensaciones. En las primeras sentadas, el cuerpo se va soltando. Se produce una descarga de tensiones y se reinicia una recarga de energía. Por ello se pasa sueño, o te pesa el cuerpo. A mitad de retiro dolor e incomodidad. Es el momento más delicado, pero pude percibir una buena integración del grupo, que permitió facilitar el paso de esa fase. En el zen he visto a gente salir corriendo, pero aquí sentía que no iba a pasar. Una vez dado el salto intermedio entonces sueltas... descargas todo el peso inútil con la observación y respiración. Ya no hay nada que hacer con eso, ya no sirve para nada. Entonces no tienes ganas de que acabe el retiro. Quizá por eso todos pedimos más días.

 

Sinceramente me he sentido muy contento al conocer una escuela Cristiana que trabaje el silencio. Mis años de trabajo con el Budismo no me apartaron de mi reconocimiento de Jesús como un gran Maestro. Hace dos años conocí escuelas de Kriya Yoga que reconocen a Jesucristo, y sentí que debía haber algo que mantuviera unión entre las religiones, ya que creo es importante para la Paz futura. Poco después un libro de un practicante de esta escuela, fue clave para que yo estuviese aquí...y ahora, en el más absoluto Silencio presente.

 

Por mi experiencia, el Silencio es el "eje de oro" que permite mantener unidas a las religiones. En el Budismo se habla de la rueda del Samsara, haciendo referencia a la rueda de la vida, pero todo de alguna forma está representado, incluso las religiones. Unas ruedan a favor y otras en contra, depende de muchas cosas, pero el eje permanece inalterado: ahí esta el Silencio. Todas tienen sus ceremonias, bailes y demás, bastantes distintos en la forma, pero el Silencio es el mismo para todas. En el zen es zazen, para los Tibetanos entrar en el mahamudra, para los Vedantines es la autentica herramienta, la práctica final de los Yoguis; para los Taoistas la meditación en la perla, hasta para los chamanes es la medicina natural del cuerpo, que el Padre Cielo nos dio con su aliento (respiración) a la Madre Tierra (cuerpo físico), alimentando montañas y valles (quietud). Diferentes palabras para una misma actividad: Silencio Aquí y Ahora. Exactamente lo que estamos cultivando estos días.

 

Pero cada escuela tiene su tradición, y uno debe escuchar su corazón para intentar seguir firme en una escuela. Lo que he comentado se refiere al reconocimiento de los seres humanos. Como decía el Padre Moratiel, de la diversidad puedes coger fuerza para la unidad, pero también, como me dijo Lola, si quieres agua debes cavar un pozo; si vas cavando pocitos difícilmente encontrarás.

 

Tal y como dije a mis compañeros del retiro, voy a seguir en esta escuela ya que me he sentido muy bien. El Silencio no ha sido un silencio impuesto, ha sido guiado con mucho Amor, y eso para mi es nuevo. No quiero criticar a las escuela Zen, sencillamente el sistema no es el mismo. Hacía tiempo el corazón me pedía algo parecido, o intuía que debía estar ahí, o sencillamente "dejar ser lo que somos". Y saber que hay alguien que ha hecho lo posible para que Seamos, eso me colma. Y digo "hay" porque el Espíritu del Padre Moratiel está presente o así lo siento.

 

Tras las despedidas, que creo es un hasta luego, cada uno vuelve a su hogar. Los ojos brillan, las sonrisas aparecen después de la descarga, y las maravillosas instructoras nos ofrecen incluso en la despedida, un ejemplo vivo de humildad. Ahora quizá lo más difícil; llevar la esencia de ese Silencio a la vida diaria.

 

Saludo y abrazo. Gracias

 

José Luís

25 julio 2.007