SER COMO AGUA REMANSADA

   

Dice que eran tres amigos que un día en una celebración litúrgica, los tres recibieron... como el mensaje, como la invitación para seguir una vocación de consagrados.

Uno se sintió llamado pues, a vivir su consagración dedicando su vida a hacer las paces en medio de los conflictos, las divisiones, de los enfrentamientos del mundo.

Y otro recibió la vocación de curar a los enfermos

Y otro recibió el don, la vocación del silencio.

Así que los tres, dice la leyenda, que cuando terminó la celebración litúrgica se comunicaron su vocación, contentos y dichosos. Y ya se despidieron. Cada uno fue a cumplir su misión, su vocación.

A la vuelta de un tiempo, se reunieron, se convocaron para hacer la celebración de sus bodas de plata, así que pasaron unos días juntos de retiro y se reunieron en el espacio, en la geografía del que había consagrado su vida al silencio. Dicen que allí estuvieron unos días como de retiro y se fueron contando su propia experiencia, su propia andadura, su propio crecimiento y su propio desarrollo espiritual.

Entonces comenzó el primer día contando su historia, su vocación, su aventura espiritual el que había consagrado su vida a hacer las paces entre los hombres. Dice la leyenda que estaba muy nervioso, que estaba muy inquieto y además muy descontento porque realmente era una misión dificilísima, una misión con mucho riesgo, con muchas dificultades... porque si das la palabra a uno, el otro cree que te pones en contra de él; si cambias, el otro cree que estás favoreciendo al otro... siempre estás entre la espada y a pared, y nunca aciertas. Siempre hay riesgo de conflicto, siempre hay riesgo de desajuste... Estaba muy nervioso, muy descontento, también.

Y cuando le tocó contar la experiencia al que había dedicado su vida a los enfermos, también dice la leyenda que estaba muy descontento, nervioso, y además poco dichoso, que se mostraba poco feliz... porque decía que los enfermos eran muy exigentes, que eran muy agobiantes, que eran ... muy obsesos de que estuvieras siempre cuidándoles, que nunca eran agradecidos, que habías dedicar todo el día y todo el tiempo y nunca sabían reconocer tu dedicación, nunca reconocían tu entrega y tu ofrenda. Estaba descontento.

Y dicen que cuando le tocó pues... expresar su experiencia al que había consagrado su vida al silencio, dice la leyenda que estaban al lado de un río y entonces no se le ocurrió otra cosa que hacer esto: metió la mano en el río, en el cauce y al tocar el fondo, pues el agua se puso sucia, revuelta y entonces cogió un vaso. Y les dijo: yo cuando llegué aquí, llegué como este agua, llegué revuelto, llegué inquieto, descontento, sobresaltado, con disgustos, con desdicha, con malestar... pero esperad un rato. Y les invitó a quedarse un rato en silencio.

Y efectivamente, al rato, el agua que había recogido en el vaso, revuelta porque había tocado el fondo del cauce de tierra del río, empezó a posar, y efectivamente cuando el agua está revuelta, si la dejas quieta, entonces decimos que se arremansa, y cuando se remansa se vuelve transparente. Así que al rato, dice la leyenda, que el agua del vaso, estaba transparente. Y les dijo: pues, mirad. Yo ahora no es que esté tan transparente como este agua, pero estoy mucho mejor. Yo me encuentro mucho mejor. A medida que iba pasando el tiempo también todo en mi se ha ido remansando, mis deseos, mis ambiciones,  mis ilusiones, mis fantasías... todo se ha ido remansando y ahora me encuentro mucho mejor.

   
 

La primera actividad, la gran actividad de la oración es dejar que todo se asiente, que se asienten nuestras emociones, que se asienten nuestros sobresaltos mentales, tantas distracciones, tantas idas y venidas... tantos recuerdos, tantas imaginaciones... que todo se vaya asentando.

EN LA ORACIÓN ES IMPRESCINDIBLE...

QUE TODO SE ASIENTE.