LA POSADA DEL SILENCIO

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LA POSADA DEL SILENCIO

José J. de Olañeta, Editor.

Palma de Mallorca, 2003

ISBN 84-9716-275-7

Ilustraciones de Carmen Mª Hernández

 

PRESENTACIÓN (Prólogo)

 

ESCUELA DEL SILENCIO:  UNA ARQUITECTURA  DEL  VACÍO

Del vacío interior, naturalmente. Pues cualquier acercamiento a esta experiencia, nos aproxima a la intuición del Maestro Eckhart y de Taulero, de la que Moratiel se siente profundamente deudor.

La Escuela del Silencio es un movimiento espiritual de no fácil catalogación, puesto en marcha, hace una treintena de años, por  el dominico José Fernández Moratiel. Quizá sea aproximado decir que se trata de una práctica de interiorización cristiana que avanza y construye desde el despojamiento liberador.

Cuando hablamos de vacío, despojamiento, ruptura, etc. no podemos menos de sentir las limitaciones del lenguaje. Porque la imagen de una arquitectura del vacío, debe superar toda negatividad y llevar consigo un claro mensaje de vitalidad, realización, edificación. Siempre en sentido positivo, nunca negativo.

El silencio, en nuestra apreciación cotidiana, suele tener connotaciones negativas. Pero el Silencio (con mayúscula)  que conocen muy bien los seguidores de Moratiel, debe ser afrontado como algo absolutamente positivo, fundamentado sobre la pretensión de crear un ámbito, un entorno donde el ser humano se encuentre a sí mismo y pueda avanzar en la búsqueda del centro, de la iluminación, de la serenidad.

Todo esto a propósito de un nuevo libro del fundador de la Escuela. Es el tercero publicado por él y se titula LA POSADA DEL SILENCIO. El tercero, si dejamos de lado las series sucesivas de tarjetas impresas con textos suyos. Este breve y cuidado libro pertenece a la Editorial  “José J. de Olañeta, de Palma de Mallorca, y nos ofrece una serie de aforismos o pensamientos sobre el Silencio, agrupados en breves capítulos o apartados que arrancan de citas bíblicas muy seleccionadas. La cuidada presentación se resalta con delicados dibujos a plumilla realizados por Carmen Mª Hernández.

La sencillez de las propuestas se convierte en rotundo aldabonazo que provoca interrogantes, sugerencias, inquietudes de búsqueda en el lector que se acerca a ellas por primera vez. El estilo es asombrosamente sencillo, directo y despojado de todo barroquismo.

“Mi posada es el silencio. Mi alcoba y mi descanso es el silencio. Mi paz, mi luz, mi patria, mi país, mi paisaje, es el silencio. Mi libertad es el silencio. Mi maestro, mi hogar es el silencio".

Los seguidores de esta Escuela del Silencio forman una familia extendida por toda la geografía española, por varios países de Europa y América, incluyendo amplias zonas de habla hispana en los Estados Unidos.

Los brevísimos apartados de esta obra tienen su origen en las comunicaciones que, periódicamente, reciben los asiduos y simpatizantes de la Escuela, con las que el P. Moratiel mantiene vivo el contacto con sus seguidores a lo largo del año, sobre todo en los Tiempos Fuertes del ciclo litúrgico.

Las “Nadas” sanjuanistas, y su precedente, el anónimo medieval inglés, tienen en estos textos una nueva y jugosa presentación. El Discípulo del Silencio puede decirse a sí mismo, en cualquier momento su avance hacia el despojamiento:

“Ahora no deseas nada: ni ganar, no lograr, ni adquirir, ni poseer.

Ahora no  consumes nada: ni ideas, ni formación, ni erudición, ni imágenes, ni emociones.

Ahora no estás pendiente de un proyecto, de un programa, ni de expectativas.

Y TU CORAZÓN ES MORADA DE PAZ”.

                                                                                       EMILIO RODRÍGUEZ