PALABRAS A MORATIEL

 

INTERMINABLES DUDAS SIN TI

 

Hay dudas. Dudas e interrogantes en como seguir el camino que nos mostraste con tanta dulzura y con tan suma paciencia.

El día a día nos muestra la diversidad de frutos de lo que sembraste en nuestro interior, una diversidad que no entiendo, porque es tan extensa como discípulos congregaste.

 El silencio es vacío, el silencio es despojo, el silencio es sumergirse en la nada. Nos encaminaste a la andadura hacia el despojo de nuestros intereses, de nuestras ansiedades, de nuestros deseos y caprichos, nos indicaste que ser discípulo del silencio... es iniciar un camino de soledad y en soledad, aunque inevitablemente estemos rodeados de nuestros semejantes; donde la mejor intención de cada uno de ellos resulta muchas veces un tropiezo, un obstáculo que (entiendo) debemos aceptar como "prueba" de madurez en el propio caminar.

Mi querido Padre, que difícil resulta, a veces, esa andadura, ese trayecto hacia el silencio. La senda del día a día se angosta, se tuerce, se hace cuesta arriba, a veces parece que falta el aliento, aire que respirar..., pero ahí está el soplo... ese soplo que nos insufla nuevamente de vida, una vida donde también surge, espada en mano, nuestro inseparable ego queriendo domesticar la situación y la presencia de esos otros egos que se nos aparecen (ante nuestros ojos) vestidos con piel de cordero.

Rebusco en tus escritos queriendo hallar la respuesta... rememoro tus palabras y tu ser ansiosamente, intento hallar el modo en que tú lo harías, la forma en que acallarías la mente, el pensamiento, el propio sentir... y ahora que escribo estos pensamientos me doy cuenta que no hay nada que buscar, no hay nada que hallar, no hay pensamiento, ni mente que acallar... sólo hay que acogerlo, aceptarlo y llevarlo... al vacío, a la nada y dejar que todo se diluya en el SILENCIO.

Y en la mañana, vaciados de nuestro día aciago... brilla con la luz del amanecer, el eco de tus palabras:

"En la mañana hazme escuchar tu gracia"

María de Égara

1.09.2006