PALABRAS A MORATIEL

Poema de una discípula del Silencio en el Funeral

MORATIEL

 

Poeta del Silencio

Discípulo del Silencio.

 

Con tu sonrisa has abrazado

lo más profundo de nuestro corazón

Tu presencia se hacía notar

con tus pasos suaves y livianos

 

Moratiel, silencio y escucha

mirada atenta y tierna.

 

Te agradecemos infinitamente

el habernos enseñado a través de tu persona

al Dios del Amor,

al Dios ternura,

al Dios manso,

al Dios-Madre,

al Dios que no juzga,

que siempre acoge,

al Dios que no cabe en ninguna palabra,

al Dios inefable.

 

Gracias por habernos enseñado el arte del silencio,

el arte de sabernos preciosos a los ojos del Amor,

por ayudarnos a apreciar lo sencillo,

lo cotidiano,

los gestos más humildes,

el arte de mirar desde el corazón,

el arte de abrazarnos, asombrarnos,

apreciar, contemplar...

 

Tus cursos eran poesía,

caricia,

ternura para el alma

y para el cuerpo.

 

"Me da pudor enseñaros algo tan sencillo" nos decías...

 

Atención y presencia,

apertura y disponibilidad,

corazón y ternura,

sonrisa y asombro.

 

Gracias por habernos enseñado a mirar la luna

su resplandor y

saber que es el más preciado tesoro.

 

Mirar la luna y el firmamento,

las estrellas y la flor, la gota de rocío y el amanecer,

la caricia del viento y el calor del sol.

 

Moratiel, ternura, abrazo, comprensión...

 

"Quien se ordena a si mismo ordena el mundo..."

 

Moratiel silencio, quietud, canto,

ritmo, soplo, tierra, alimento, asombro, danza...

 

Gracias por la vida,

gracias por tu presencia,

tu vida entregada y fecunda,

como esa tierra horadada,

herida, agrietada,

que acoge frágilmente esa semilla,

ese fermento, ese misterio.

 

Gracias por habernos hecho crecer como personas

por habernos ensanchado el corazón,

la mirada interior...

 

Gracias por tu transparencia,

tu no juicio,

tu naturalidad,

tu bondad.

 

"A Dios nada humano le es ajeno" decías...

 

Gracias, por habernos acercado

a ese Dios ternura,

Dios amigo,

Dios hermano,

Dios pobre,

Dios débil,

Dios silencio.

 

"Estamos aquí por nada"...

sin objetivos, ni deseos,

por el simple hecho de ser,

de vivir,

de amar,

de servir silenciosamente,

amorosamente,

delicadamente.

 

Nuestra gratitud no cabe en ningún poema,

ni en palabras siquiera,

allí en lo escondido del corazón,

has dejado una brasa,

que seguiremos alimentando

con tu recuerdo,

tu inspiración,

tu presencia.

 

Gracias, Moratiel,

no podemos decirte adiós

porque estás en nuestro corazón,

en esa morada

en la que caben

todas las miradas,

todos los rostros,

todos los nombres,

todas las estrellas,

toda la luz,

todas las flores,

el basto firmamento

y la humilde tierra.

 

Sigue con nosotros en el camino de la vida.

 

Descansa en paz, descansa en la paz de Dios.

Angelines

PAMPLONA 14 de febrero de 2.006