SABEMOS QUE HEMOS SIDO TRASLADADOS

                 de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos           (Jn 3,14)

La salud es posible si sale toda la infección, todas las toxinas; si se diluye todo bloqueo, toda obstrucción y permite el fluir de la vida

el silencio, el amor, la resurrección es posible.

Si salen todas las contaminaciones e infecciones.

Si desaparecen las interferencias y discordancias.

Si salen todos los ruidos mentales y emocionales.

Si desaparece el afán de poseer, de lograr, de adquirir.

Si desaparece el afán de dominar y de manipular.

el silencio, el amor, la resurrección es posible.

Si eres consciente de las tendencias superficiales y no dejas que se adueñen de ti.

Si desactivas los impulsos del ego.

Si te liberas de toda finalidad, de todo por qué, de todo utilitarismo y productividad.

Si acoges la muerte como parte de la vida, como la noche y el día son parte de la existencia.

Si te liberas de todo afán de ganancia.

Si dejas salir la riada de temores, de miedos, de dudas, de incertidumbres.

Si haces la travesía del Mar Rojo -sobresaltos, angustias, ansiedades, desconfianzas- camino de la tierra prometida de tu corazón.

el silencio, el amor, la resurrección es posible.

Si nada te indigesta, ni contamina.

Si aceptas lo que llega “cada ahora”.

Si te dejas mecer por el oleaje de la vida.

Si lo que se vuelve consciente no lo tapas ni enmascaras.

Si no te entregas a sucedáneos engañosos.

el silencio, el amor, la resurrección es posible.

Si sueltas los mil residuos, casi casi sedimentados, perdidos, archivados en las capas más ocultas.

Si no pretendes rectificar el pasado ni domesticar y fijar el futuro.

Si no te contentas con simulacros, disfraces y apariencias que siempre esconden la verdad.

Si te desmarcas de la cultura del beneficio y del provecho.

Entonces la vida, el amor derramado fluirá de dentro, como un manantial inagotable, cuyos latidos alcanzaran a todos, señal de que “hemos pasado de la muerte a la vida”. Has resucitado.