SILENCIO DE LA NATURALEZA, DEL CUERPO, DE LA MENTE

El Sol se refleja en el mar

en el lago, en el estanque.

 

La Luna y el Sol se reflejan

en el agua tranquila,

en el agua serena.

 

El Sol se puede reflejar

en una gota de rocío,

en el amplio mar

y en el amplio lago,

pero también, en una gota de rocío.

 

Cuando el lago se agita,

cuando el estanque se agita,

también da la impresión de que la Luna y el Sol

como que danzan en ese agua.

 

Uno prefiere ver el lago sereno,

el estanque tranquilo.

 

Dios que es como un Sol

también se refleja

en un corazón,

en un cuerpo,

en una postura,

en un gesto,

en el gesto más sencillo,

en el gesto más humilde.

Por eso es tan importante que nuestro gesto,

nuestra postura,

nuestro modo de estar,

sea un gesto y una manera de estar

como la de ese lago,

como la de ese estanque,

llena de equilibrio,

llena de serenidad,

el reflejo de su paz,

el reflejo de su verdad interior.

 

En el silencio se aprende a estar,

en el silencio uno toma conciencia de cualquier movimiento,

en el silencio uno aprende a moverse,

no sólo a estar sentado,

no sólo a correr,

no sólo a agitarse con equilibrio y con armonía,

sino que cualquier expresión vital,

cualquier expresión de la vida,

puede ser el reflejo

de una paz interior,

de una luz interior,

de una presencia íntima.

 

Cuando nuestro cuerpo está agitado,

cuando nuestra mente está revuelta,

cuando nuestro ser está exuberante,

cuando nuestro gesto expresa turbación,

nuestro interior también está turbado,

nuestro interior también está agitado,

es imprescindible el silencio,

el silencio que calme,

el silencio que sosiegue,

el silencio que pacifique,

el silencio que devuelva la transparencia

a todos nuestros movimientos,

el silencio que devuelva la transparencia

a toda nuestra postura,

a toda nuestra manera de estar.

Un silencio en el que... se haga transparente

la presencia de lo absoluto,

la presencia de un reino,

la presencia de una luz

que se aloja y que vive en lo hondo del ser humano.

 

Procura dar silencio a los gestos más sencillos,

procura dar silencio a tu cuerpo,

a tu corazón y cualquier expresión vital,

cualquier expresión de tu cuerpo,

cualquier expresión de tu gesto, puede ser

la expresión de una transparencia de bondad,

la expresión de una transparencia de amor,

la expresión de una caricia

que busca acercarse

y busca amar cuanto le rodea.

 

En tu postura se refleja la trascendencia de Dios,

en tu postura se refleja tu interioridad,

se refleja en tu voz,

se refleja en tu mirada,

se refleja eso,

en tu manera de pisar esta tierra,

en tu manera de moverte,

en tu manera de tratar las cosas,

en tu manera de escuchar,

en tu manera de estar con los otros.

 

Deja que todo se asiente,

deja que todo encuentre su lugar,

deja que cada cosa encuentre su sitio,

deja que el equilibrio, el sosiego,

inunden todo lo que tú eres,

deja entonces que trascienda hacia el exterior,

la luz que vive dentro de ti,

deja que el silencio conduzca todos tus pasos,

deja que en el silencio todo tu ser sea una presencia,

la presencia de tu corazón

la atención de tu corazón.