CARTA

 

Nuestra amiga ALEXANDRA de Uruguay sigue manteniendo vivo el contacto con la Escuela, y sus cartas, aunque sean a título personal, son amables, sencillas, expresivas y extensivas a todos aquellos que la quieran compartir, por eso os incluyo una de las últimas recibidas donde nos habla de su único encuentro con el Padre Moratiel.

 

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Gracias Alexandra por tus palabras y por compartir tus vivencias que siguen manifestando que el silencio nos une allí donde estemos.

 

 

           Varias veces leí tu correo! y todos los días abro "nuestra" página web. Todo lo que ahí leo es como una especie de lluvia restauradora (Gracia Divina) que cae en tierra reseca y sedienta de Dios. Así está mi corazón. Y... hay tanto para compartir!. (...) poco a poco iremos compartiendo más, contigo me es fácil abrir el alma y el corazón. Es una alegría para mi el sentirme querida y comprendida por todos los discípulos de Moratiel. Yo no recuerdo si te conté o no como conocí la Escuela del Silencio.

 

Fue del siguiente modo: asistí creo que hace como 5 años atrás, a un encuentro de la familia dominicana en Lima (Perú). En un momento dado en que tomábamos un café entre conferencia y conferencia yo escucho en la rueda (estábamos todos parados con taza en mano...) que alguien nombra la escuela del silencio... enseguida me acerqué a la persona que había dicho eso y le pregunté sobre dicha escuela... (era la hermana de Sor Lucía, también religiosa dominica). Esa misma noche ya estaba fotocopiando el libro: La cosecha del silencio (cometí el delito de fotocopiarlo porque era la única manera de tenerlo en ese momento). Y esa misma noche conseguí la dirección electrónica de Sor Lucía. Apenas llegué a Uruguay le escribí...pasaron los meses y nada de nada... intenté comunicarme también con la hermana de Sor Lucía... y nada de nada. Bueno seguí mi búsqueda pidiendo a los padres dominicos de Asunción (Paraguay) que me averiguaran de un tal Fr José Moratiel... etc... y... no había caso. Nadie encontraba nada. Hasta que en una conversación con una religiosa dominica de la Anunciata que vivía en Asunción había participado de un retiro con Moratiel!!! yo salté de alegría!. Bueno me consiguió la dirección. Enseguida le escribí sobre mi vocación de Silencio. Pasaron los meses... y nada de respuesta... pensé que capaz la carta por correo... quién sabe si habría llegado a destino. En dicha carta le enviaba mi dirección electrónica. A los meses... me contestaba el mismo Moratiel!!!!! podés creer?. Te imaginás mi alegría!!! él también se alegraba mucho de mi vocación... y por supuesto que me envió las fechas de los retiros. Yo tenía un problema y era el económico, pues sabés que en un familión... hay siempre otras cosas que hacer antes de que la mamá pueda tomarse un avión a España. Yo dejé en manos de Dios... pensé sí que a lo mejor alguna vez en mi vida se daría la oportunidad. Nunca imaginé que al año siguiente estaría viajando para ahí . La cosa fue así. Una mañana llega Hugo (mi marido) y me cuenta que había pasado por Americans Airlains y que tenía suficientes millas para un viaje en avión y que él había ido muchas veces a Europa por trabajo y que era hora de que yo me animase a ir, que él quedaba a cargo de la casa y de los chicos, pero que tenía que usar el pasaje antes de fin de año. Yo... no podía creer!!! enseguida me vi haciendo el retiro de Silencio. Ese retiro me salvó la Vida... porque los frutos fueron de una Gracia tras otra... el Silencio se insertó en mi vida como el único camino que debía recorrer... no hubo, ni hay para mi otra opción... o ese o... la nada.

 

Compartí el retiro y al finalizar el tercer día yo aún no me había presentado a Moratiel... no sabía que hacer... no quería molestarlo y Angelines me pregunta: no vas a saludar a Moratiel?... enseguida fui. Esa noche quedamos charlando hasta la hora en que partió el ómnibus... yo regresaba a Madrid y él gentilmente me acompañó en taxi hasta la Terminal. Recuerdo su mano extendida diciéndome adiós. Yo también le extendí la mía desde la ventanilla y sobre el vidrio le mostré la piedra que un rato antes me había regalado con un escrito que dice: "como la flor al perfume, Dios te lleva en su corazón". La tengo sobre mi mesita de noche... es para mi un sacramento. No me dolió decirle adiós esa noche, estaba segura que volveríamos a vernos! nunca imaginé que... ya no iba a repetirse la historia. Mas sin embargo él me dio todo lo que me tenía que dar. Su gesto de adiós es para mí un inmenso regalo que me hizo. Cada vez que algo se me pega recuerdo su despedida... y animada por él... yo también digo mi adiós a lo que sea. Es verdad... cuánto nos dejó... su gesto me enternece, su mirada sabia y cargada de ternura y bondad. Para subir las escaleras de la Terminal se apoyó en mi brazo... hablamos poco... no me acuerdo casi de lo que hablamos... pero estábamos juntos y en inmensa paz. Faltaba un poco de tiempo para que el ómnibus partiera... entonces me invitó a un café. Su gentileza y caballerosidad, su delicadeza en tanta atención... me dejó su abrazo, su beso en la frente y su caricia en mi cabeza... fue el mismo Dios para mí. Bueno Maria Àngels, te dejo por hoy, te escribí muchooo!!!. Mis saludos a Lidia... me cuentas que le compartes mi cartas... bueno son tuyas una vez que te las envío... así que lo que hagas con ellas está bien. Un abrazo en el Silencio del Adviento, en el cual vive nuestro Moratiel y hazlo extensivo a los demás.

 

                       Alexandra

20.12.2006