"LA HOJITA"  Marzo - 2.007

En el N. 44 que corresponde al mes de Marzo de 2007 se incluye, en portada, el siguiente artículo:

"AMANECER EN LA PEÑA DE FRANCIA"

En los comienzos del año nuevo, hemos tenido también en las alturas de la Peña de Francia un tiempo sorprendentemente primaveral, con temperaturas muy agradables durante el día, y sin apenas heladas por la noche. Nos preocupa como a casi todo el mundo estos cambios climáticos tan fuertes, por el consabido efecto invernadero...

 

Este "buen tiempo" que hasta el momento nos ha aliviado de la crudeza de un invierno, de borrascas de nieve, nieblas persistentes, vientos helados... -todo ello tan necesario para nuestros campos, acuíferos y personas-, nos ha brindado unos amaneceres especialmente gratificantes para el espíritu humano. Desde la austera, solitaria y silenciosa atalaya de la Peña de Francia, hemos tenido el gran privilegio de contemplar y gozar de unas salidas de sol impresionantemente bellas.

 

Sobre las ocho de la mañana las cumbres montañosas de la Sierra de Gredos y la Sierra de Béjar, empezaban a iluminarse con un color anaranjado en los primeros momentos. Poco a poco el horizonte más alto se coronaba con una aureola de color de sangre que pregonaba el nacimiento de un nuevo día...

 

Sí; la luz del sol de cada nuevo amanecer, que siembra de vida nuestra frágil tierra es como un parto silencioso, solemne, lleno de misterio, y supongo que también de dolor..., porque me imagino que no sin "sufrimiento" cada día que pasa, las abismales entrañas de nuestro astro-materno entregan con gran generosidad algo de su ser, parte de su vida... Quizás por eso cuando de las entrañas generosas de una madre brota la vida de un nuevo hijo, se diga en lenguaje popular: "que dio a luz...".

 

Después de estos bellísimos instantes previos al amanecer, al fin llega en todo su esplendor la imponente esfera radiante de luz que no puedes mirar de frente, porque los ojos humanos son demasiados frágiles para recibir la fuerza de la nueva luz del día de este año recién inaugurado. El astro-rey, fiel, humilde y silencioso servidor, ha llegado puntual a la cita diaria. El sol está donde debe estar, y empieza a hacer su recorrido con lentitud, sencillez y elegancia admirables...

 

Mientras tanto van desapareciendo poco a poco las pequeñas lucecitas que han aliviado la oscuridad nocturna de los pueblos de la Serranía de Francia y de Béjar. ¡Pero, que diferencia Dios mío! Mientras la luz creada por el admirable ingenio humano, en la distancia se percibe, parpadeante, insegura, limitada..., la luz solar del nuevo día, es fuerte, segura de si misma, penetra y alcanza todo lo creado... Con razón en su canto de gratitud al buen Dios, Francisco de Asís decía: "Loado seas por toda criatura, mi Señor, y en especial loado por el hermano sol, que alumbra, y abre el día, y es bello en su esplendor, y lleva por los cielos noticia de su autor".