"LA HOJITA" diciembre - 2.012

En el N. 67 que corresponde al mes de Diciembre de 2012 se incluye, en portada, el siguiente artículo:

 

“LA LUZ…

 

 

En esta época del año, en que los días han ido decreciendo y en contraste  las noches cada vez van siendo más prolongadas, sentimos un alivio por las mañanas cuando la luz del sol al fin llega a nuestras vidas; aunque sea más débil y más lenta en aparecer que en la plenitud del verano. ¡No tardaría en desaparecer cualquier signo de vida de nuestra amada tierra si toda ella quedara envuelta en interminables tinieblas! No es extraño, que muchos pueblos primitivos vieran en el Astro Rey una especie de divinidad a la cual miraban con sumo respeto adorándola. Nosotros creemos que detrás de ese prodigio de la naturaleza está el misterio insondable de un Dios de ilimitado amor.

 

Como siempre el espíritu humano suele ser un reflejo de lo acontece en la naturaleza: también tiene sus momentos de luz y oscuridad. Esta certera imagen la recoge San Juan en el comienzo de su evangelio al hacer referencia de la presencia y acogida de Jesús en la humanidad: “En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz luce en las tinieblas, pero las tinieblas no la acogieron… Él era la luz verdadera que ilumina a todo ser humano…”

 

En estas sencillas palabras está recogido el gran misterio y el gran desafío de todo ser humano: Optar desde lo más profundo de su ser por el bien o por el mal, o lo que es lo mismo, apostar por la luz o la oscuridad. El mundo está lleno de zonas de tinieblas, pero también hay muchos espacios rebosantes de luz. Por una parte nos encontramos con lugares donde impera el odio, la violencia de todo tipo, la ambición sin límites, la falta de una elemental honradez, la mentira sistemática…, que generan muchos sufrimientos sobre todo a los más indefensos. Pero también hay luces que alientan la esperanza de un mundo mejor: hijos que acompañan las limitaciones de los padres, ancianos; padres que permanecen junto a la cama del hijo enfermo día y noche; misioneros y voluntarios de todo tipo que acuden a lugares inhóspitos para aliviar las secuelas de un abandono y una pobreza injusta… 

 

Jesús reafirma con sus palabras, lo que San Juan anunciaba al principio de su evangelio:“Yo soy la luz del mundo el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida”. Una y otra vez todos los creyentes en los momentos de incertidumbre debiéramos implorar a Jesús para que ilumine nuestros caminos, y no nos desviemos por atajos perdidos en la oscuridad de una noche interminable.

 

 

Desde uno de los muchos amaneceres de luz, contemplados con gratitud y asombro en la Peña de Francia, os deseamos un año más, que Nuestra Señora, desde su profunda humildad os muestre a Jesús, el hijo nacido de sus entrañas: El sol que ha venido a iluminar a todo ser humano.

 

 

LA VIRGEN DE LA PEÑA ES MI ESPERANZA