"LA HOJITA" junio - 2.016

En el N. 81 que corresponde al mes de Junio de 2016 se incluye, en portada, el siguiente artículo:

 

MADRE DE LA MISERICORDIA

 

         Numerosas generaciones de creyentes hemos rezado la plegaria de la Salve acogiendo los más variados sentimientos y circunstancias de gratitud o de súplica; ella es la Madre del Amor Misericordioso que manifiesta especial protección hacia todos aquellos que imploran su protección. Ha sido una hermosa herencia recibida dentro de los hogares cristianos

         Somos seres limitados que necesitamos ayudarnos unos a otros durante toda nuestra vida, física, sicológica y espiritualmente. No es fácil reconocer las necesidades espirituales en el mundo materialista en que vivimos hoy. Se busca evadirse de ellas por puertas falsas: consultas a adivinos, droga, abuso de una sensualidad desordenada, etc… Pero todas estas soluciones son apaños momentáneos, que no solo no resuelven nuestras necesidades espirituales, sino que a la postre las intensifican y en ocasiones nos conducen a un callejón de difícil salida.

         Los creyentes tenemos en la fe la puerta verdadera que nos ofrece la ayuda adecuada a nuestro espíritu, que trasciende y supera los estrechos límites del mundo material que nos rodea. La fe cristiana nos ha ofrecido el gran regalo de la Madre de Jesús; su maternidad se extiende a todo el cuerpo místico de Jesús integrado por todos los seres humanos. En ella encontramos a la Madre de la Misericordia, que nos ánima y nos fortalece para seguir peregrinando por la vida superando nuestros cansancios, oscuridades, caídas, y desalientos.

         Juan María Uriarte ha escrito acerca de esta tradicional plegaria, que es “el canto recio, masivo, encendido de hombres y mujeres de muchas latitudes… que cuando se entona denota que esta plegaria les llega muy adentro, y toca las fibras íntimas de un corazón creyente”.

         En la familia dominicana existen dos hermosas costumbres: terminar las oraciones del día con el canto de la Salve, y acompañar los últimos momentos de la vida de los frailes de igual manera. En esos momentos claves de la vida del misterio de la vida acudimos a su protección maternal para que nos presente a su Hijo y hermano nuestro: Jesucristo.