PEREGRINAR A LA PEÑA DE FRANCIA

 

 

Peregrino es el hombre religioso que marcha a la búsqueda de Dios, que vive una experiencia de lo sagrado.

Las motivaciones del peregrino están más allá de los negocios y de las diversiones de la vida diaria. Si durante unos días deja sus preocupaciones habituales, sale del entorno de sus familiares y amigos, y camina sudoroso bajo el sol y tembloroso bajo las estrellas, es para llegar a un lugar sagrado. Y allí gozar de la realidad misteriosa e invisible de lo divino.  El peregrino en la Peña busca el "encuentro con Dios" a través de la Virgen María que nos muestra a Jesús, el Salvador, el Hijo de Dios. Si uno no buscase este encuentro ¿para que peregrina?.

Esta meta última y trascendente da sentido a dos momentos previos a la peregrinación:

1.- La Partida. Dejar sus obligaciones diarias y ponerse en camino. Y antes preparar lo necesario para el viaje. ¿Sabéis que el musulmán que va a la Meca antes de partir debe: "pagar sus deudas, garantizar el bienestar de su familia y perdonar a los enemigos"?.

2.- Hacer el camino. Acercarse a la meta física y espiritualmente. Caminar en fe, oración y caridad: compartiendo, ayudando, animando, consolando, sonriendo, siempre disponible. Y todo en ambiente festivo. Se trata de caminar al encuentro de Dios que alegra el corazón.

3.- Ya en el lugar sagrado es necesario reservarse un "tiempo sagrado". Tiempo de reposo, de reflexión, de escucha...  hasta vivir el encuentro con Nuestra Señora y con su Hijo.

Tu encuentro, tu reconciliación con Dios, tu comunión con lo divino es la esencia, el motivo y el fin de tu peregrinación. Si regresas sin realizar este encuentro ¿qué sentido tiene tu peregrinación?.

Nuestra Señora te espera y te ama.

 

 

P. Andrés HERNÁNDEZ O.P.