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Santo Domingo de Guzmán
Capítulo III: En Palencia y vieja a Las Marcas

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Sobrevino en Palencia una gran peste y Domingo, para aliviar las necesidades que veía a su alrededor, vendió lo que más quería: sus libros.
“No quiero estudiar en pieles muertas mientras los hombres se mueren de hambre”
Pasados algunos años, aquel sueño se hizo realidad.
Martín de Bazán, obispo de Osma, viendo su santidad, le nombró canónigo y subprior de la Catedral.
Diego de Acevedo, sucesor de Martín, puso a Domingo, con él al gobierno de la diócesis.
Y allí pasó su juventud como “olivo que retoña y como ciprés que se alza hasta las nubes”
A los 35 años un suceso inesperado cambia el ritmo de su vida. Alfonso VIII encarga al Obispo de Osma la misión de acompañar a la prometida del hijo del rey desde Las Marcas a España. Diego lleva consigo a Domingo.
En Tolosa encuentra Domingo la primera alma que Dios le envía: a su hospedero descreido y hereje.
Toda la noche habló con tal amor y persuasión...
... Que el hospedero quedó convencido y conquistado para Dios.

Fin del capítulo III

Orden de Predicadores

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Domingo, tú que
con tu predicación
iluminaste al
mundo, ilumina
nuestros
corazones