La paloma símbolo de la paz. Noé la
metió en el arca; pues la paz va dentro. La paz ha de alojarse en tu
corazón. Ese es su clima, su atmósfera.
La paz se inaugura en el interior. Es
imposible hacer la paz fuera sino gozas en tu corazón.
Los comienzos son muy
humildes, insignificantes, diminutos. En lo pequeño, en la nada va el
todo. En la pequeña semilla va el robledal, el trigarral. En tu humilde
silencio, en la nada, en el vacío que es tu silencio va toda la paz, toda
la luz, todo el amor.
Deja que se dilate, que se expanda y
eclosione. Será como un estallido de luz, como una maravillosa
revelación del amor.
El mundo mejora si tu permites que la
semilla de amor madure en tu interior.
Si se activa la paz en tu corazón
colmará, influenciará en el mundo, en tu entorno, como una rosa que al
estar colmada nos regala su aroma, como la nube que nos regala su agua. La
manera de ejercer una influencia pacificadora no es las meras palabras
sino la paz que rezuma tu corazón y que todo lo va impregnando de gracia
y de bondad.
Irradiarás lo que se alberga dentro:
amor, luz, paz, serenidad. Esa atmósfera interior armonizará el
exterior, reorquestará la vida entera en su diversidad.
La paz como el sol no es un asunto
privado alcanza a todos, contagia, seduce y enamora. Tampoco es un asunto
privado el silencio. Siempre tiene una resonancia social, cósmica.
"Mi padre es como el sol, sale para todos".
"El desarme general" de bombas
atómicas, nucleares, de destrucción masiva no garantiza la paz mundial.
Es el desarme del ego, de ambiciones, de codicias lo que asegura la paz en
el territorio interior, y en la geografía exterior, en todos los
territorios de la tierra.
El silencio es el sendero
de la paz. |