REGRESA A TU CORAZÓN |
Agar se siente maltratada por Sara.
“Corrigiola Sara y se marchó de su presencia. Agar ¿de dónde vienes y adónde vas? Vuelve a tu señora y yo multiplicaré tu descendencia que por numerosa no podrá contarse.” Gn 16
Sara siente celos hacia Agar y comenzó a maltratarla. Agar decide marcharse de casa. Estaba internándose en el desierto. Desorientada le sale el ángel de Yavé al encuentro.
Aunque el ser humano viva las horas más oscuras Dios se le va a hacer presente. No hay una noche tan oscura en la que Dios no pueda hacerse luz. “Dios es aquel que puede ver en una noche negra, sobre una piedra negra una hormiga negra” (Proverbio árabe). Únicamente le pregunta de dónde viene y a dónde va. Agar descarga todo su disgusto al Señor. Fue muy sincera: vengo huyendo. Lo que no dice es a dónde va, pues ni lo sabía. Dios le escucha y luego le manda volver a su casa: allí hallarás la fecundidad. “Multiplicaré tu descendencia que por numerosa no podrá contarse”. Si quieres que tu vida sea fecunda vuelve a tu casa.
En todos los seres humanos hay un Agar y una Sara. ¿Quién no ha sentido deseos de huir de sí mismo? El ser humano se distrae de muchísimas formas. Se huye por el alcohol, por el juego, por el trabajo, por buscar con urgencia el cambio... es muy sutil la habilidad del ser humano para escapar de su propia casa. Huir de sí mismo es una alineación, es salirse del recinto más maravilloso de la vida. Se programa la vida de tal forma que no haya resquicio para que el ángel de Yavé nos visite. Escapamos de las visitas de nuestro mundo interior que en un principio pueden ser dolorosas. Se trata de ver los síntomas de esa voluntad de dispersión. Las actividades que hacemos pueden ser camino de transformación siempre que haya armonía entre nuestras manos y nuestro corazón. Nuestra acción siempre es para los otros: en un taller, en un autobús, el trabajo siempre tiene una dimensión de hermandad pero nuestro corazón puede estar ocupado en otra cosa: en lo que se gana, en la distracción, en otra orientación... esa desarmonía puede ser escapada de la fraternidad que urge en nuestra interioridad. El orden exterior no asegura el orden interior. Uno puede tener muy planificado el día pero el orden exterior no es seguridad de que dentro hay orden; así como el silencio exterior no es firmeza del interior.
Cada ser humano tiene derecho al silencio, pero es constante esta tentación de Agar. El desierto es un espacio sin referencias. Cuando uno se escapa del corazón no sabe a dónde va. Es una de las mayores angustias. Hoy ante tantos suicidios se sabe que muchas veces es por sentirse desorientado, verse perdido en la vida... Sara se siente desorientada pero tiene la suerte de que un ángel se le hace presente. No es la única alternativa el suicidio. A oscuras la única alternativa son las estrellas, lo eterno, el silencio, la trascendencia, nuestra interioridad. Como el ángel dice a esta mujer: “regresa a tu corazón”
Negar las tensiones, el desierto, la oscuridad es aún más oscuridad... nuestros malos momentos son bueno reconocerlos para que desde ahí nos volvamos a nuestro corazón.
J.F.Moratiel
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