APEGO A LAS COSAS

   

Hay una leyenda que dice que... en una ocasión una mujer dio a luz a su hijo en la cárcel y resulta que allí creció el recién nacido hasta hacerse un pequeño mocete. Y un día... ella siempre soñaba con la liberación de la cárcel, pero la liberación llegaba a tardar y... por fin un día el carcelero llegó con el anuncio de que ya había llegado su liberación. Y ella lo compartió con su hijo. Cuando se lo dijo a su hijo, bueno, pues... su hijo se hizo un mar de lágrimas.

- ¿Cómo voy a salir de la cárcel? allí se estaba tan a gusto, se estaba tan bien.

Dice la leyenda que decía: ¿pero mamá cómo vamos a dejar... ya no volveremos a beber ese agua tan fresca, que nos trae en el botijo el carcelero?

Y la madre decía: pero hijo ese agua, es un agua sucia ¡hombre!, cuando tú veas el agua que hay en nuestro pueblo, las fuentes que hay en nuestro pueblo, aquello si que es agua. Pero este agua... ¡es un agua de fregar!

Y mamá y ¡el pan que nos trae! ¿No volveremos a comer este pan?

Y la madre le decía: pero hijo... este pan... este pan es un pan negro, es un pan duro, es un pan de centeno, no lo comen ni los perros en nuestro pueblo. ¡Cuando veas los trigales y el pan blanco que hay en aquella tierra nuestra!

Pero el niño pues... ¡mamá pero a mi me gusta este agua, a mi me gusta este pan!. Y mamá -le decía-  ¡fíjate que cuando llega lo que tú llamas la primavera y por aquella rendija entra la luz más intensa... con más vistosidad que nos ilumina todo.

Pero hijo si esto es una rendija, ¡cuando tu veas el sol... cuando veas el sol que es... no lo podemos resistir, no podemos ni mirarlo, de tanta luz, de tanta energía!.

Pero mamá... cómo me gusta a mi esa rendija, cuando por ella entra la luz.

 

 

No dice la leyenda, no cuenta si al final se quedó o salió con su madre, pero esta es nuestra propia historia, porque nosotros nos fijamos tanto en las formas de vida, en las imágenes, en lo que vamos viviendo que el pasar a otra cosa, el dar el paso a otra cosa, nos resulta poco menos que inadmisible, poco menos que inaceptable, el despedirnos pues... de todo, de todo tendríamos que despedirnos, a todo le tendríamos que decir adiós... porque pasa la figura de este mundo, pero realmente nosotros encontramos mucha dificultad y nos vamos apegando a las cosas.