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"Gustad y ved qué bueno es el Señor"
Estas palabras son el
alma de este salmo; nos incita, nos sugiere buscar el silencio. No nos
dice gustad este proyecto, gustad este objeto... No, solo “Gustad y
ved”.
El paladar se extraña
cuando se aliñan demasiado los alimentos, cuando se condimentan en
exceso. Eso hace que se deterioren los sabores originales de las cosas.
Hemos oído aquella
expresión: “tomar el pan a palo seco”. Gustar el silencio, es gustar a
Dios a palo seco, “Gustad y ved...”
No disimuléis, no
ocultéis el sabor de lo divino.
El silencio es una
degustación de lo divino, de su paz, de su gozo, de su plenitud.
Sencillamente gustad y ved... No hay que adobar lo divino, no hay que
condimentarlo. Dejadlo con su sabor de origen: “Gustad.” |