4 -
"A la sombra de tus alas escóndeme..."
A veces entrar en la
noche es entrar en un espacio de dudas, de incertidumbres, de temores.
La noche puede evocar
la agitación, todos los miedos de la vida. Por eso: “a la sombra de tus
alas escóndeme”.
En la presencia del
Dios de nuestro corazón, del Dios de la Vida, no hay nada que temer.
Dios no es un Dios de miedos, es un Dios de confianza.
Ni por nuestras
flaquezas, ni por nuestras debilidades... no hay que temer por nada: “A
la sombra de tus alas...”
El Dios de nuestra
vida sabe disimular, sabe cubrir nuestras posibles deficiencias,
nuestros temores, nuestras dudas. Dios disculpa nuestra limitación,
nuestra posible mediocridad. Todo lo comprende, todo lo abraza, todo lo
ama, “A la sombra de tus alas...”.
Confía en que esto es
así y entrarás en la noche del descanso, en la noche del sosiego, en la
calma. La noche en la que se va a regenerar toda la energía desgastada.
“A la sombra de tus
alas escóndeme...” |