17 - "Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios"

 

 

En las horas de silencio hay dos cosas, se advierte una demanda de silencio, una solicitud interior y hasta un atractivo; pero también se puede sentir una sublevación, una insubordinación. Es la insolidaridad del mundo de las emociones, de nuestra mente porque es fuera donde hay bloqueos.

 

En cambio, dentro no hay límites, sino sólo plenitud porque es el recinto donde está Dios.

 

No te sientas desconcertado con esta insubordinación, familiarizarnos día a día con ella. No prestar oído a esas resistencias.

Que el cuerpo se vuelva dócil a la llamada interior.

 

Lo interior es el reino de la tolerancia, de la docilidad. El hombre carnal se opone al interior, el hombre carnal es nuestra superficie.