19 - "Envíame, Señor, tu luz y tu verdad que me guíen hasta tu morada"

 

 

 

Tu corazón es la morada de Dios. Siéntete convocado por esa presencia en tu morada No hay otra morada preferida por Dios que tu corazón. Dios no prefiere otra cosa en este mundo que a ti mismo.

 

En atención a su Presencia todo nuestro silencio.

 

Un silencio que es reconocimiento, acogida, pura atención.

 

Una atención sin interés, también solo atención por “preferencia” a él. No un silencio interesado, un encuentro limpio, inocente y puro.

 

El silencio vuelve más hospitalario tu corazón, se vuelve más y más morada de Dios.