Elegía al P. Moratiel en su V Aniversario…
Amigo, Padre y hermano de mi alma: Te fuiste de puntillas
para no hacer ruido. Viviste y predicaste el silencio y en silencio
saliste de este mundo, para que la tierra, a quien tú tanto querías,
no se estremeciera de dolor. Nos cogiste desprevenidos y nuestra
agenda tenía fechas concretas de encuentros contigo.
Ya tenías tu equipaje a punto y Dios no se hizo esperar.
Aquel amanecer del 12 de febrero de 2006, Dios te cogió entre sus
brazos y te llevó junto a El. Mientras tanto, en el cielo sonaban
campanas de gloria y resurrección y en la tierra, las rocas se
abrían clamando y llorando tu ausencia y tu adiós…
En el cielo se encendía una luz y en la tierra se
oscurecía el sol, para todos aquellos que tú te llevabas en el
corazón.
Los días sin ti, Maratiel, no son luminosos y en la noche,
ya no brillan las estrellas… y llora la luna al no verte sonreír ni
elogiarla sin fin.
Moratiel, aún después de 5 años, no nos resulta fácil
acostumbramos a tu ausencia… El desierto se hace interminable y los
días ya no nos traen la alegría y la esperanza de los encuentros
contigo.
Devuélvenos aquel silencio que nos envolvía en la paz, en
el amor y en la ternura del Misterio.
Mi alma agradecida te dice que te quiere y te manda un
beso. Mi corazón me recuerda que te diga, que te sigue llevando con
él…
Ana Mª
12 de febrero de 2.011
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