PALABRAS A MORATIEL

Moratiel,  sembrador, sementera y fruto del Silencio

        A  José Fernández Moratiel, O.P.

 

 

Las lágrimas de mi alma se modelan como palabras. Necesito dar salida, encauzar este dolor para aceptar que has emprendido tu gran viaje hacia el Gran Silencio.

 

Y aquí nos quedamos nosotros, todavía en este mundo de ruidos, ajetreos y egos.

 

Con el paso de los días voy comprendiendo y asumiendo que ni tú te has ido ni nosotros te hemos perdido. Estás más presente que nunca, te tenemos más cerca que nunca, porque estás, todavía si cabe, más adentro.

 

Tus manos, como palomas deseosas de horizonte, se extendían, nos delimitaban espacios infinitos y nos conducían al silencio.

 

Tu sonrisa dibujaba para nosotros, en el espejo de tu cara, el retrato de un Dios amable que nos ama y se deja amar.

 

En tu propio silencio cultivaste el nuestro, lo cuidaste con el tiento y el mimo de quien se sabe al cargo de algo sagrado.

 

En tu presencia nos trajiste al momento presente, como “presente”, como “regalo”, un Dios accesible, sencillo, “padre-madre”, “abuelo.

 

En el regazo de tus silencios y acunados por tus palabras, siempre justas, precisas, oliendo a nuevas, manteniendo la fragancia de lo que cien veces dicho es oído como cien veces nuevo, hemos ido creciendo hacia adentro, hemos ido avanzando, paso a paso, hacia nuestro corazón.

 

Fuiste sembrado, cultivado por un Silencio que nos ofreció su más dulce y exquisito fruto: un ser humano bueno, afable, con los egos puestos en su sitio; una persona ante cuya presencia uno se sentía “único”, querido, respetado y amado.

 

Moratiel, allá donde estés, guarda silencio y escucha, escucha….. todos nuestros corazones están latiendo al unísono, están dirigiendo hacia Dios, un himno de agradecimiento por habernos traído a nuestras vidas alma tan noble, espíritu tan excelso en un corazón tan sencillo.

 

No me cabe duda: te has ido porque tu corazón, tan ancho como para albergarnos a todos, ya no cabía en un mundo tan estrecho.

 

¡Feliz travesía hacia la Luz del Silencio! Ya llegará el momento en el que vengas, nos des la mano.... y nos facilites el tránsito hacia la otra orilla del Silencio. ¡Te queremos!

 

JOSÉ MARÍA TORO