PALABRAS A MORATIEL

 

Encuentro del silencio en la Virgen del camino del 11/06/2015
 

 

El encuentro de la Escuela del Silencio del Padre Moratiel, es como cuando la familia se disgrega, porque los hijos crecen y se van de casa, pero hay esa fiesta especial donde nos reunimos de nuevo a la llamada del Padre. Año tras año, la familia crece y es una maravilla compartir con las nuevas personas que no conocíamos, aunque ya formaban parte del grupo hacia tiempo, pero por no haber escuchado la llamada del corazón, no habían acudido.

 

Es un tiempo para escuchar al Padre y a nuestro corazón, es un tiempo para ver los árboles que rodean el centro, la variedad de pájaros que nos cantan por la mañana, como van creciendo las manzanas, como todavía hay rosas que tienen un aroma que te traslada a otro plano y paseando por medio de la creación de Dios, levantas la vista y encuentras los ojos y una mirada acompañada de una sonrisa que sin hablar, compartes todo lo que te rodea y todo lo que llevas en el alma, es un tiempo para recordar quiénes somos y que la vida hay que vivirla en toda su plenitud.

 

Para mí lo más importante es que cuando te despides de los componentes de la familia, te llevas la esencia del tiempo compartido en el encuentro y sobre todo nos llevamos las enseñanzas del Padre Moratiel, ya que en ese momento es donde empieza el verdadero encuentro con Dios, al llegar a casa y encontrarte con la rutina de limpiar, poner lavadora, cocinar. Al sonar el despertador y empezar el día no para ir a la capilla a meditar sino para ir al trabajo y compartir con los compañeros sin perder la conexión del silencio. Cuando sales a la calle y estas en medio de un atasco de tráfico y los nervios se empiezan a poner de punta y entonces entras en el silencio. Al llegar a casa y no entenderte con tu hijo porque pensamos de distinta forma y entonces entras en el silencio.

 

Lo perfecto es poder llegar a la nueva llamada del Padre del año que viene y que no sea un encuentro para recordar que tenemos que crecer sino para seguir creciendo hasta el día que la llamada no sea a la Virgen del Camino, sea la llamada en otra Casa y nos encontremos con el Padre, con el padre Moratiel y con todos los seres queridos.

 

Que así sea.

Jorge y Marisa