El P. Moratiel le transmitió este escrito a Carmen Mª Hernández, el 8 de febrero de 2.006, le agradecemos que nos lo haya cedido para ser publicado en la Web |
DESPIERTA TÚ QUE DUERMES (Ef 5,14) |
Despierta tú que duermes y te iluminará Cristo.
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Despierta... sólo al despertarnos nos alcanzamos a nosotros mismos, cuando nos despertamos y tomamos conciencia de nosotros mismos.
El sueño impide ver la realidad de las cosas, vuelve opacas las cosas.
Lo que más padece el hombre es el sueño, la somnolencia, la intranscendencia, por pegarse a todo eso que está en los extremos de la superficialidad.
Nuestro silencio es para que se despierte lo que está dormido. La luz que va dentro, oculta, que aparezca y resplandezca. |
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Despierta tú que duermes y te iluminará Cristo, que es la luz que va en nuestro corazón.
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Dormimos al estar cegados por las tareas de nuestra existencia que nos tapan, nos ocultan y adormecen.
Ingenuamente creemos que todo está en nuevas adquisiciones, creemos que todo está en nuevos logros, nuevas imágenes, nuevas representaciones, en maravillosos elogios.
Dormimos cuando estamos demasiado pendientes de nuestra fachada.
Estamos inconscientes, adormecidos, cuando estamos excesivamente preocupados por la estampa que damos al exterior.
En realidad, de verdad, esta es nuestra noche, nuestro oscuridad, tan oscura como la noche cósmica. A veces larga, larga como un sueño inacabable. |
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Despierta tú que duermes y te iluminará Cristo. |
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