Fueron éstas las palabras con las que Jesús, en su última hora, en la hora de su muerte, abandonaba su vida, abandonaba todo su ser en las manos de su Padre. Cada noche nosotros entramos en el descanso, entramos en el sueño y es también como una hora, como una buena hora para abandonar nuestra vida en las manos, del que también es, Padre nuestro. Nuestro sueño es nuestro descanso, a veces el silencio es como un sueño, a veces el silencio es un descanso, en esta hora de la noche tú puedes decir, puedes expresar también tu abandono, con estas mismas palabras de Jesús,
En tus manos abandono mi vida
en tus manos pongo todo mi ser, toda la fatiga, todo el cansancio, todo tu ser, todo en las manos de tu Padre, todo en las manos del silencio.
En tus manos pongo mi vida
dile esto, ahora también, a Dios, en las manos del que te ha creado, en las manos del que te ha modelado, abandona tu ser a estas manos, el contacto con estas manos puede significar todo el cariño, la caricia más íntima, la caricia más verdadera, esas manos son como tu lecho, esas manos son tu descanso, esas manos son todo tu amor, esas manos son todo cariño, toda paz, esas manos son toda la vida, esas manos son toda la plenitud
En tus manos Señor pongo mi vida
en esas manos puedes descansar, en esas manos puedes vivir, en esas manos puede reposar tu sueño
En tus manos Señor pongo mi vida
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