"LA HOJITA"  Marzo - 2.006

En el N. 40 que corresponde al mes de Marzo de 2006 se incluye, en portada, el siguiente artículo:

"AUSTERIDAD"

Hay palabras como la que encabeza hoy nuestra Hoja de la Peña, que han caído en desuso hace años, de tal manera que no sería extraño que para algunos de los más jóvenes de las nuevas generaciones les sean hasta desconocidas, o simplemente pasen de ellas con cierto desdén: Austeridad ¿Y eso qué es?.

 

Aún quedan mujeres y hombres de aquellos años todavía no muy lejanos, en cuyos hogares se aprovechaba todo, no se tiraba nada, se gastaba sólo lo necesario... Son testigos, asombrados y a veces resignados de la nueva sociedad, empezando por sus propias familias. Reconocen que no hay que volver a los tiempos pasados donde se pasaron muchas carencias y necesidades... Pero no acaba de entender lo que están viendo en sus hijos o en sus nietos. Hoy, dicen, se derrotan las cosas, se desperdician las comidas, se gasta el dinero sin ton ni son, se vive de capricho... Y concluyen: los apuros y estrecheces de antes no eran buenos, pero el derroche y el gastar sin sentido de ahora tampoco lo es.

 

Aunque con cierta timidez los responsables más honrados de nuestra sociedad empiezan a avisar que el desmadre del consumismo, habrá que empezar a moderarlo, porque Nuestra Madre Tierra ya no puede ser más generosa de lo que está siendo, y porque una buena parte de seres humanos -dicen que las dos terceras partes-, malviven, sin un mínimo de comida, de agua, de higiene, de medicamentos... y claro, mueren antes de tiempo.

 

Recientemente han sonado con más fuerza las alarmas, porque una mayoría de ese grupo de personas que malviven están a punto de saltar las cercas de la miseria, queriendo incorporarse a la buena vida de los privilegiados. Y claro, ya se empieza a decir, que sin van a consumir con el mismo despilfarro, con que lo hacemos en las sociedades de lo que se llama el primer mundo, haría falta otro planeta tierra, porqué éste ya no dará de sí para tantos derrochadores.

 

Antes de que sea tarde, y nos sigan aburriendo de miedo los medios de comunicación con estadísticas nefastas, habrá que ser valientes y recuperar el sentido austero de la vida, liberándolo de sus connotaciones negativas... Porque una austeridad bien llevada, dignifica al ser humano, le hace más libre, más solidario, más pacífico y hasta más feliz. Eso también lo dicen una buena parte de nuestros buenos ancianos: antes sin tantas cosas éramos más felices que ahora que no les falta de nada.

 

Por si acaso esto fuera poco, los creyentes haríamos bien en tomarnos más en serio aquellas palabras de Jesús: "Ay de vosotros, ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo! ¡Ay de vosotros los que ahora estáis hartos, porque tendréis hambre!" (Lucas 6,24-25). Y María de Nazaret, Nuestra Señora, cantó: "A los hambrientos los llenó de bienes y a los ricos los despidió vacíos" (Lucas 1,55).