"LA HOJITA" diciembre - 2.007  "LA HOJITA"  Marzo - 2.007

En el N. 47 que corresponde al mes de Diciembre de 2007 se incluye, en portada, el siguiente artículo:

SER FELIZ...

Un año más se aproximan las fiestas navideñas  y nuestros mejores deseos y saludos estarán impregnados durante este tiempo de felicidad: felices pascuas, felices fiestas, feliz año nuevo… deseos de felicidad que haremos presentes, con obsequios, comidas, fiestas, espectáculos de toda índole, según como cada uno de nosotros entienda, eso que llamamos pasarlo bien. Los medios de comunicación consumistas aprovecharán la oportunidad de estas fiestas para hacernos ofertas de felicidad a destajo

 

Ser Feliz, es el deseo innato, más profundo e irrenunciable de cualquier ser humano. Todo lo que hacemos, trabajamos, luchamos y nos sacrificamos en la vida es por alcanzar la mayor cota de felicidad, que casi siempre suele estar un paso más allá de donde nos encontramos en el momento presente: cuando me case, cuando tenga una casa, cuando consigo un puesto de trabajo digno y estable, cuando encuentre a alguien que me quiera de verdad, cuando salga de esta enfermedad, cuando me libere de este ambiente familiar o social, etc… Pero los momentos, digamos de “felicidad plena”, suelen ser limitados, y pronto aparecen en el horizonte de nuestra existencia otros nuevos deseos de felicidad.

 

Desde aquí también queremos contribuir a la felicidad de nuestros lectores a través de dos testimonios de garantía: Vicente Lebbe y Etty Hyllesum. El primero sacerdote misionero de la primera mitad del siglo pasado en China, que pasó toda una serie de pruebas y grandes dificultades. En una de sus cartas dejó escrito los siguiente: “¿Sabéis mis queridos hijos, cuál es el mejor medio de estar siempre alegres y de sentirse felices? Pues… serlo. Se es feliz como se lava o se peina uno. El proverbio chino dice: <<Uno es artífice de su dicha o su desdicha>>… No hay lugar en las misiones para los pesimistas, para los intratables, ni para aquellos buenos soñadores que necesitan de esto o de aquello, y esto incluso para estar de buen humor o encontrarse en forma. Sin lo cual les falta el valor”.

 

El otro testimonio sobre la felicidad nos lo ofrece Etty Hillesum, la judía holandesa que pasó sus últimos meses en un calamitoso campo de concentración nazi antes de ser deportada para morir en Auschwitz. De ella son estas palabras de claro sabor evangélico: “La fuerza, el amor y la confianza en Dios que tenemos en nosotros mismos y que en estos últimos meses crecen tan maravillosamente en mí, tenemos que mantenernos constantemente dispuestos a compartirlos con todo lo que se cruce, aunque sea por casualidad en nuestro camino y los que necesite… Hay que elegir: pensar en nosotros mismos sin preocuparnos de los demás, o distanciarnos de nuestros deseos personales y entregarnos. Y para mí, esta entrega de uno mismo no es una resignación, un abandono a la muerte. Se trata más bien, de sostener la esperanza donde me sea posible y donde Dios me ha puesto”.

 

Desde este Hogar Grande, que es el Santuario de Nuestra Señora de la Peña de Francia suplicamos a Jesús, María y José, que se acojan en el pequeño hogar de nuestro frágil corazón. Estamos seguros que con su presencia en nuestras vidas, podemos ofrecer la bondad, la sencillez, la generosidad, que tanto necesita el mundo en que vivimos. Esta es la oferta de Felicidad, que os deseamos a todos los peregrinos de buena voluntad que acudís al Santuario para implorar la protección de Nuestra Señora.