"LA HOJITA" junio - 2.011

En el N. 61 que corresponde al mes de Junio de 2011 se incluye, en portada, el siguiente artículo:

CIEN AÑOS DE VIDA DEL PADRE CONSTANTINO

 

El pasado 11 de Marzo, el P. Constantino cumplió cien años de su nacimiento, de los que ochenta peregrinó por esta tierra haciendo el bien, y los otros veinte  oteando y animando desde el cielo a los peregrinos y gentes de buena voluntad que acuden durante el año a visitar a Nuestra Señora en su Santuario de la Peña de Francia.

 

El P. Constantino nació en un hogar de agricultores, profundamente creyentes y muy devotos de la Virgen, en Ullívarri-Gamboa (Vitoria). La plegaria del Angelus al iniciar el día, la misa y el rezo del rosario diariamente, para concluir la jornada diaria con el recuerdo de los que ya habían descansado en la paz del Señor, era el aire que ambientaba la vida de estas moradas familiares en donde se tenía bien claro el sentido de sus vidas: peregrinos de una eternidad.

 

Ingresó el P. Constantino a los once años en la Orden Dominicana, recibiendo su ordenación sacerdotal a comienzos del año 1936, vísperas de los acontecimientos dolorosos, que pocos meses después sufriría el pueblo español, siendo una de sus víctimas su hermano sacerdote, Federico, acontecimiento que siempre le acompañaría. El 9 de Julio de 1947, será una fecha clave en la vida del P. Constantino: es nombrado Rector del Santuario de la Peña de Francia. Durante veintiséis años se dedicó en cuerpo y alma a la restauración física y espiritual del Santuario, aunque bien pudiéramos decir, que desde que se hizo cargo de la Peña de Francia hasta el 24 de Mayo de 1991 en que entregó su vida al buen Dios, su vida entera, sus gozos y sufrimientos, estuvieron unidos al servicio de Nuestra Señora de la Peña de Francia.      

 

En este recuerdo breve y agradecido que hacemos de su cumpleaños centenario desde la Peña de Francia, apenas podemos señalar algunos aspectos de su rica personalidad religiosa y humana. Digamos que fue un hombre de absoluta generosidad en su tarea evangelizadora. Bajo el lema “la Virgen lo quiere”, no tuvo descanso en su celo apostólico por llevar el mensaje del evangelio a través del espíritu maternal y entrañable de Nuestra Señora. Como tampoco se dio por vencido hasta lograr restaurar el Santuario y la Hospedería. Fue un hombre de una gran fortaleza espiritual que nunca se echó para atrás ante las dificultades e incomprensiones de sus proyectos. 

 

Pero sobre todo fue un hombre de Dios. Y siempre uniendo su confianza en Dios en el amparo y protección de Nuestra Señora. De ahí su gran fortaleza. En su testamento espiritual de sus últimos días nos dejó esta declaración de su vida: “Conste que soy pobre, y no tengo nada, y no quiero tener nada” .  “Que nada se diga de mi en alabanzas, que algo de eso (de la Peña), me hace mirar a la Virgen y decirle: <<Sí, todo es tuyo, y hecho por ti>>”.

 

Los que hemos recibido esta hermosa herencia del P. Constantino, quisiéramos que en su centenario, nos comunicara algo de su fortaleza espiritual para que el Santuario de la Peña de Francia y la benemérita Hospedería fueran hogares acogedores para las gentes humildes y sencillas, como lo fueron bajo la tutela y el entusiasmo mariano del P. Constantino.