"LA HOJITA" marzo - 2.012

En el N. 64 que corresponde al mes de Marzo de 2012 se incluye, en portada, el siguiente artículo:

 

"EN LA CRUZ ESTÁ LA LUZ"

 

Ante los sufrimientos y sinsentidos más profundos de nuestra vida, la mayor parte de las veces lo único que sabemos hacer es guardar un respetuoso silencio. Apenas tenemos palabras para consolar a aquellas personas que vienen con lágrimas en los ojos para decirnos que les acaban de comunicar una enfermedad grave, o que recientemente han perdido a un ser muy querido. El dolor es tan profundo en estos casos que quizás lo más adecuado es guardar un respetuoso y cariñoso silencio.

 

Solamente hay una luz que puede iluminar y abrir una ventana a un horizonte de esperanza en estos oscuros y cerrados callejones de nuestra vida: Jesucristo, el Hijo de Dios, despreciado, torturado, crucificado y muerto, envuelto en unas densas tinieblas. Él no ha sido un Dios que haya usado el privilegio de su divinidad para librarse del lado más oscuro y limitado de la existencia. No. Él ha sido nuestro compañero más fiel en la apasionante aventura de nuestra peregrinación por la vida. Él ha recorrido y se ha sumergido en los pozos más ciegos de los límites de nuestra existencia.

 

Pero si Jesús ha apurado hasta la muerte nuestra condición humana, es para que todos nosotros tengamos confianza en sus palabras de vida eterna. Su vida enterrada en el desolado campo de nuestra vida terrena, ha brotado con fuerza en la más hermosa primavera jamás soñada para los seres humanos. Todas las tinieblas y sinsentidos de nuestra limitación humana han desaparecido mientras la más bella de las auroras nos anunciaba la espléndida luz de Jesús Resucitado. Él ha sido la primera espiga que ha abierto la esperanza en un campo sembrado de hermosas semillas de bondad.

 

Terminamos nuestra breve reflexión con las impresionantes palabras del diario de un joven seminarista que moría de cáncer poco antes de ser ordenado sacerdote: “Mi enfermedad ha jugado una parte importante en mi camino hacia Dios, la paz y la libertad. El viaje no es en absoluto fácil; pero cuando avanzas hacia la luz al final del túnel y sientes su calidez, saboreas su paz y su libertad, entonces oyes el bullicio de la multitud de los ángeles que te animan a alabar a Dios que nos atrae hacia la luz.”