"LA HOJITA" marzo - 2.013

En el N. 68 que corresponde al mes de Marzo de 2013 se incluye, en portada, el siguiente artículo:

 

“CUANDO LA MONTAÑA SE OREA...

 

 

No solo por su belleza austera sorprende la esbelta silueta de la montaña de la Peña de Francia en la inmensa llanura castellana,  sino por el desafío que presenta, sin protección alguna, ante los fenómenos extremos de la naturaleza. Asentada sobre roca firme lleva soportando con entereza desde tiempos muy lejanos, grandes temporales, aguaceros intensos, nevadas copiosas…

 

Uno de los fenómenos atmosféricos que más impresiona en la Peña de Francia, son los fuertes vientos con ráfagas que superan los más de ciento veinte kilómetros por hora. Solamente la asentada fortaleza de nuestra montaña es capaz de resistir durante siglos estos recios embates en soledad y silencio.   

 

Pero el fuerte viento que se presenta, como visitante inoportuno y molesto, interrumpiendo el maravilloso sosiego y serenidad de la montaña sagrada, trae consigo una difícil y necesaria tarea que cumplir: orear, asear la montaña. Invadirá con energía hasta los últimos resquicios de la montaña para llevarse lo efímero, lo caduco, lo inútil…

 

Con frecuencia decimos que la naturaleza es el espejo más fiel de nuestra alma. De vez en cuando también en nuestra vida arrecian fuertes vendavales que ponen a prueba la fortaleza de nuestro espíritu; en ocasiones en la más absoluta soledad y desamparo. Aguantamos como podemos, tratando de sujetarnos a las raíces más nobles y profundas de nuestros mejores sentimientos.  

 

Si logramos salir adelante de los sufrimientos y contradicciones  con que el viento fuerte  pone a prueba la autenticidad de nuestras vidas, conseguiremos orear y limpiar de las profundidades más recónditas de nuestra existencia muchas ramas estériles y muertas; muchas cosas efímeras que son un lastre que nos impiden caminar más libres, más ligeros, más alegres, con más paz y menos miedos.