"LA HOJITA" junio - 2.013 |
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En el N. 69 que corresponde al mes de Junio de 2013 se incluye, en portada, el siguiente artículo: |
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“DARÍO: SOLIDARIDAD...” |
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Darío, ha sido el nombre que en los primeros días de la primavera de este año ha tomado la palabra Solidaridad, en uno de los lugares donde la devoción a Nuestra Señora de la Peña de Francia está más arraigada: Ciudad Rodrigo.
Tuvimos noticia de Darío, a través del hermoso gesto de solidaridad que se creó en torno a él y sus familiares, por un gran grupo de buenas personas, después de un luctuoso suceso. Nos dijeron, que era un joven de veinticuatro años y que en una tarde del comienzo de la revuelta primavera de este año, se lo llevó en un lamentable accidente un torrente impetuoso de agua en el lugar llamado El Pozo de los Humos cercano a Ciudad Rodrigo, ante la mirada atónita de dos personas queridas.
A partir de ese momento surgió en torno a la familia un grupo compacto de personas, que han sacado a relucir lo mejor del espíritu del ser humano. Bomberos, guardia civil, buzos especializados…, durante dieciséis días no han regateado esfuerzos hasta rescatar del fondo peligroso de las aguas el cuerpo sin vida de Darío, para entregárselo a su angustiada familia. ¡Admirable y ejemplar el comportamiento de estos servidores de la comunidad humana!
Pero ha habido más. Cuando por fin la familia y los amigos han visto aliviado su dolor al depositar en tierra sagrada los restos del joven Darío, han peregrinado al Santuario de la Peña de Francia, a dar gracias a Nuestra Señora, madre y consoladora de nuestras penas. En medio de la tragedia humana, que ha supuesto la pérdida prematura del hijo, del hermano, del sobrino, del amigo…, esta buena gente ha buscado la luz y la fortaleza en La Virgen de la Peña. Han venido a traer con lágrimas de emoción unos hermosos ramos de flores, que antes habían depositado sobre los restos de Darío como muestra de cariño y amistad.
Hemos sido testigos de la fe de un grupo de jóvenes, y de la fortaleza de unos padres cuyo dolor era inconsolable, pero que han estado arropados en todo momento por gente buena. Fe, fortaleza y confianza en Dios, que todos ellos han recibido a través de una fuerte devoción a Virgen de la Peña de Francia, heredada de muchas generaciones de mujeres y hombres, que sabían que ante los grandes misterios de la vida solo hay una luz verdadera: la de Jesús Resucitado, y la de su madre: María de Nazaret, que desde la tarde llena de tinieblas del monte Calvario, acompaña y nos da fuerzas en los momentos más oscuros y sin sentido de la vida.
Mientras haya gentes de esta categoría humana, de esta generosidad y solidaridad, este mundo tendrá un hálito de esperanza y merecerá la pena vivir en él. Creo que Darío a través de su familia y amigos nos ha regalado esta esperanza.
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