"LA HOJITA" septiembre - 2.013

En el N. 70 que corresponde al mes de Septiembre de 2013 se incluye, en portada, el siguiente artículo:

 

NO OS CANSÉIS DE HACER EL BIEN”

 

En una buena parte de nuestra sociedad, hay síntomas de cansancio y desencanto ante las permanentes noticias de falta de una elemental moral pública y privada. Más aún, parece como si la gente que hace un trabajo bien hecho, que guarda fidelidad a Dios o a su familia, que ejerce un cargo público como servicio leal y desinteresado a la comunidad, que sabe olvidar las ofensas recibidas, que acude a echar una mano a quien lo necesita…, pasara desapercibida, ignorada del resto de la sociedad. La gente buena, sencilla, normal, apenas tiene espacio en los medios de comunicación.

 

Esta atmósfera de inmoralidad, que aparece en televisiones, radios, periódicos, tertulias, acaba por crear un clima de cansancio en la mayoría de las sufridas gentes del pueblo, que empiezan a estar hartas de tanta morbosidad, de tanto ladrón de guante blanco, de tanta violencia, de tanta insulsa infidelidad efímera, de tanto egoísmo insolidario en las instituciones políticas de los pueblos de España…

 

Que quede bien claro, que también hay que agradecer a algunos medios de comunicación, las denuncias de casos que hubieran quedado ocultos, si ellos no los hubieran sacado a la luz. Pero una cosa es ese buen servicio, y otra la morbosidad enfermiza con que se nos presentan reiteradamente una buena parte de las noticias con el fin de conseguir una audiencia que le reporte unos abundantes recursos económicos.

 

Desde esta pequeña Hoja del Santuario de la Peña, queremos alentar a tanta gente buena que sube hasta este lugar con el consejo que S. Pablo daba a los primeros cristianos de Tesalónica, que tenían frente a ellos un mundo pagano semejante al nuestro: No os canséis de hacer al bien. La única esperanza que nos queda para salir de este complicado atolladero de egoísmo y falta de honradez, es nuestra apuesta por hacer el bien, independientemente que esta actitud nos prive de alcanzar éxitos fáciles o progresar en la escala social con mentiras y abusos inconfesables.

 

Esta apuesta por hacer el bien, nunca puede significar una actitud resignada ante la injusticia. Ni mucho menos. Ha habido y seguirá habiendo excelentes creyentes cristianos que se han jugado la vida en la defensa de los que han quedado al margen de una vida mínimamente digna a causa del abuso insolente de una clase de mujeres y hombres que han levantado su bienestar sobre el sufrimiento de los débiles. Hacer al bien, brota de nuestro interior y tiene abierta las ventanas a todo lo que rodea nuestra vida.