"LA HOJITA" diciembre - 2.015

En el N. 79 que corresponde al mes de Diciembre de 2015 se incluye, en portada, el siguiente artículo:

 

LA FRAGILIDAD DEL BIEN

 

En un mundo donde todavía no hemos superado el disparate de las guerras en las que mueren absurdamente todos los años miles de seres humanos; donde el compromiso del amor en los hogares con frecuencia es superficial y efímero, -cien mil parejas parece que este año han roto su compromiso de fidelidad-; donde la corrupción económica deja al desamparo a ingentes cantidades de seres humanos en las cunetas marginales de la vida; donde algunos jóvenes destrozan sus vidas víctimas de la peste de la droga, tenemos que ser conscientes que la bondad, no tiene un camino fácil, y que se puede quebrar con facilidad.

         Hace más de dos mil años, en una pobre aldea de Palestina, Belén de Judá, apareció Jesús, como un niño indefenso "en un pesebre por no haber sitio para ellos en el mesón."  Jesús era el Bien, la Bondad, que aparece frágil, entre los seres humanos, para "anunciar la paz en la tierra a los hombres de buena voluntad". En aquella noche luminosa, recibieron este mensaje de gozosa esperanza, "unos pastores que pernoctaban al raso". Desde entonces la bondad anda también un poco a la intemperie, fluyendo en las aguas cristalinas de los remansos protegidos por la sencillez y la humildad.

         Y sin embargo si todavía es habitable nuestra frágil tierra, es porque el bien fluye todavía por los entresijos más insospechados y anónimos de nuestros pueblos: hijos que atienden abnegadamente a padres ancianos, abuelos que cuidan de sus nietos mientras los padres están en el trabajo, voluntarios que acuden a ofrecer sus servicios en países pobres, bomberos que arriesgan sus vidas para salvar las de otras personas, misioneras y misioneros que han creado hospitales, y centros de enseñanza para aliviar el sufrimiento humano y abrir una esperanza mejor a los jóvenes de pueblos sin apenas futuro, centros de acogida para ofrecer un plato de comida o un techo para dormir...  

         

En estas fiestas navideñas, que nos recuerdan la presencia del Buen Dios en la fragilidad de un pobre niño indefenso, apostemos por la bondad que nos da la paz, y hace que este mundo camine hacia los confines de la auténtica esperanza para conseguir un mundo mejor. Desde el Santuario de Nuestra de la Peña de Francia este es nuestro deseo para los peregrinos y devotos que acuden con fe invocando la protección de aquella sencilla mujer, María de Nazaret, que el Señor la escogió para Madre suya y Madre nuestra.