CUADERNO DEL CAMINANTE

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Cuaderno del caminante

 

LA PEÑA SEÑAL VIVA DE SINODALIDAD

 

La Peña de Francia y su Santuario, señal viva de la sinodalidad.

No sé si el pueblo cristiano es muy consciente de qué es eso de la sinodalidad. No importa. Lo importante es que la viva y la haga realidad en cada lugar donde la fe se mantiene viva. Trabajar juntos. Manifestar la fe juntos. Colaborar juntos. Hacer de las iglesias locales comunidades vivas que no se echen atrás o tengan reparos en manifestar su fe.

Eso es lo que se ha pretendido con la subida de 14 autobuses y muchos coches y no pocos peregrinos andando, los que se han dado cita en el Santuario de la Virgen de la Peña de Francia entorno a su nuevo obispo, Mons. José Luis Retana, en un gesto de profundo simbolismo para las dos diócesis: Salamanca y Ciudad Rodrigo.

La Virgen de la Peña ha sido el nexo de unión. Es Ella la que impulsa la comunión entre ambas diócesis, hoy transformada en una sola diócesis. “Todo lo que asciende, converge” decía Theilard de Chardin. Eso es lo que se ha vivido este día: han convergido en La Peña y en el Santuario, cientos de personas creyentes para avivar su fe, su compromiso cristiano, su devoción mariana, su deseo de hacer camino juntos y seguir rezando y cimentando sus virtudes de fe, de esperanza y de fraternidad, para vivir los valores que conllevan de solidaridad, trabajo compartido, fortaleza, justicia y cuidado del entorno, además de la ayuda mutua que deben prestarse en cualquier momento de dificultad.

Así se demostró el año pasado cuando el fuego devastó aquellos montes y colinas. La ayuda recibida entre los vecinos de los pueblos afectados fue todo un signo de sinodalidad, de no querer vivir aislados, egoístamente, sino de apoyarse unos a otros para que la Sierra de Francia sea lugar de encuentro con la naturaleza, con Dios, con la Virgen de la Peña.

Las fotos que adjuntamos a estas líneas demuestran la firmeza de la fe en la Madre de Jesús, la Virgen de la Peña, en Jesús portado en sus brazos, mirando a todos. Encuentros así vivifican la llama de la fe y , no otras devastadoras y egoístas, la única lama que debe arder en los corazones de los serranos, de los salmantinos.

Un encuentro que sabemos no queda en puro folklore religioso, sino que es algo más hondo y sincero, que debe perdurar en el tiempo.

Desde estas líneas queremos animar a todos a vivir con sentido cristiano su vida de cada día, compartiendo con los demás, apoyándose mutuamente, haciendo realidad las palabras de la Virgen de la Peña en el Magníficat: Proclama mi alma la grandeza del Señor; se alegra mi Espíritu en Dios mi Salvador…

No dejen de subir a la Peña, no dejen de visitar a la Madre de todos, no dejen de contemplar el paisaje y dar gracias por cuanto nos rodea. No dejen de refrigerarse en el lugar que se les ofrece para tal. Porque la vida es ascensión, subida contemplativa y respirar hondo el aire que la Virgen de la Peña de Francia renueva para todos por igual.

 

 

(Artículo publicado en la página de la Hospedría Peña de Francia)