CUADERNO DEL CAMINANTE

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Cuaderno del caminante

 

¿Invierno y nieve en La Peña…?

 

 

¡No, en absoluto! Pura contingencia climática de estos meses pasajeros…

 

Me decían que nevaba un poco en enero/febrero… Estamos en diciembre, en este largo puente de la Inmaculada y de la Constitución que quieren que deje de ser inmaculada y emborronarla con sus ocurrencias.

 

La foto me la envía el P. Rafael, prior de San Esteban y magnífico guardián los fines de semana para que La Peña, el Santuario y la Hospedería estén abiertas para acoger a cuantos lo deseen. Me añade no sin sorna:

 

Puedes hacer pastoral juvenil invernal…

 

La verdad, nunca se me dio bien eso de patinar y mantener el equilibrio; siempre resbalé en casi todo. Lo de juvenil… ya pasé esa página si es que alguna vez escribí o leí en ella. Y lo de pastoral… no he dejado de hacerla en cualquier sitio, lugar y modo. Eso sí, a mi modo y manera, claro. Una de ellas puede ser alimentando este cuaderno de bitácora, por ejemplo, cada semana. Entradas está teniendo muchas -una media de 400 semanales-; salidas… imagino que también.

 

Al escueto mensaje prioral, yo le respondía: Un teleférico y unas pistas de hielo le darían mucha vida a La Peña… a sabiendas de que tal cosa no se va a producir.

 

Han subido este grupo de jóvenes (quizá no lo sean tanto), alguna familia con su hijo pequeño (hay que fijarse bien en la foto) para disfrutar de las primeras nieves del risco venturoso y ventiscoso; y algunos más osados y amantes de La Peña, la aventura y La Virgen.

 

¿Y a mí qué me vas a regalar para Navidad?

 

Nieve, toda la que quieras..., le digo a mi sobrina nieta, Mía, que me hace tal pregunta y le enseño la foto made in Rafa. Ella estuvo allí sin nieve. ¡Yo quiero ir ahora…! exclama. Habrá de esperar.

 

Con el disfrute de los que fueron, la Virgen de La Peña también disfrutó y los acogió en su casa Santuario con calefacción tenue pero suficiente para que su visita/oración/cirio encendido caldease un poco más el clima interior y personal de cada uno, del grupo familiar o de amigos. Después, seguro que pasarían por la Hospedería para pedir un café con algo más… La subida más que lograda, seguro que ha sido satisfactoria, nívea, pletórica… Cuántas cosas en cada expresión.

 

Año de nieves, año de bienes”, ese es nuestro deseo para terminar este año malhadado y comenzar otro año con más serenidad, más humanidad, más sentido común compartido. ¿Será posible? En los que han tenido ausencias inesperadas sí, sin duda; en otros… ¡como de mi familia no ha muerto nadie… no me afecta! Me decía ufano hace poco un muchacho no tan joven él. El egoísmo humano, la indiferencia se muestra en momento como los que estamos viviendo. El engaño y la mentira les ha funcionado a quienes más les debería preocupar… Hay cosas muy extrañas y preocupantes en todos estos meses de las que no quieren que sepamos. Arrieros somos y en el camino nos encontraremos, dice nuestro refranero… Siéntate a la puerta de tu casa y verás el cadáver de tu enemigo pasar, decían los chinos. El pecado social de no decir la verdad (mentir reiteradamente como actitud) y el pecado de omisión (lo que debías hacer y no has hecho) son los que han invadido nuestro sentido ético y moral. Nada, pues, de lo que acontece ha de extrañarnos. Pareciera que estaba organizado y orquestado. La sinfonía ha sido y es muy triste. La melodía de bondad la mantiene tanta gente buena que hay por doquiera, a millones. Usted y yo, por ejemplo.

 

Si todo lo pasado nos hubiera servido para entrar en razón y dar razones de nuestra esperanza -muchos, sí muchos, así se lo hemos pedido a la Virgen de La Peña- el dolor compartido, la ausencia de los nuestros, hubiera merecido no ya la pena, sino la alegría serena, sin superficialidad y jolgorio alguno. “De pascuas nevadas, primaveras engalanadas”.

 

La Pascua de Navidad está próxima. Cada uno debemos saber darle el sentido de “paso del Señor por nuestras vidas” para que la primavera reverdezca en su esplendor de lo que llamamos Pascua florida, allá por abril y mayo, cuando podamos subir/ascender a La Peña con energías renovadas, con ilusiones recompuestas, con la fe y el entusiasmo que nos ha mantenido durante estos meses.

 

Cada año, a quienes me felicitan la Pascua de Navidad, les digo lo mismo: No sé felicitar, solo desear. Unas Navidades sin fe es un regreso a las fiestas saturnales romanas. Uno ya no está para regresos ni para superficialidades bobas. Compartamos la alegría de ser creyentes. ¿Qué más puedo desearos?

 

 

 

 

Déjenme, amigos de La Peña, desearos lo mejor para vosotros y vuestras familias con esta foto del Niño de La Peña en brazos maternales, y con este árbol, ahora helado, pero que esconde la belleza de la primavera en ciernes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 José Antonio SOLÓRZANO O.P.