El nombre de Francia en esta montaña y en su
Virgen, como un título de alta nobleza, parece pedir una relación
particular de esta imagen con la nación hermana. En los planes de la
divina Providencia nada es casual. No lo fue, sin duda, el que haya sido un
francés -Simón Vela- la persona destinada por la Virgen para encontrar su
imagen. Durante siglos se perdió, en
Francia, el eco de aquella llamada, mientras que en la España de los siglos
de oro, como de tierra portuguesa, ascendían los peregrinos la montaña
escarpada que la Virgen escogió para pedestal.
Entre
las personas que contribuyeron a restaurar la devoción a la Virgen de la
Peña en los inicios del siglo XX destaca la del catedrático francés
Maurice Legendre. Insigne hispanista y director de la Casa Velázquez de
Madrid, Legendre fue invitado por el dominico P. Matías, a conocer el
santuario de la Peña.
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En el
verano de 1909 subía por primera vez -todavía sin carretera la comarca- el
francés que habría de guiar luego a tantos de sus compatriotas. Dos años
más tarde escribía en el Álbum del santuario: "Con toda la
confianza que da la súplica ya atendida, yo le pido a la Virgen de la Peña
que me permita volver aún muchas veces a su Santuario, y señalar el camino
a numerosos amigos de Francia; porque es aquí donde los corazones
españoles y franceses mejor pueden fraternizar en el Cristianismo".
Al lado y con idénticos sentimientos de catolicismo y amistad, firmaba
Jacques Chevalier. Al año siguiente,
Legendre, guiado por el "tío Ignacio" y llevado al principio por
la curiosidad y, después, por su profunda solidaridad con los más
olvidados de la sociedad, parte de la Peña y visita todos los pueblos y
alquerías de las Hurdes. Desde aquel su primer viaje, Legendre realizará
una comprometida y permanente campaña para llamar la atención de la
opinión pública sobre el problema hurdano. En 1914 invita y acompaña a su
amigo D. Miguel de Unamuno a un viaje por la región hurdana y, en abril de
1922, hace lo propio acompañando, a título privado, a la Comisión
Sanitaria, presidida por su también amigo el Dr. Gregorio Marañón. Esta
comisión fue la que preparó la histórica visita del rey Alfonso XIII a la
región de las Hurdes en junio del mismo año.
Durante
toda su vida, Legendre siguió interesándose por el problema hurdano, y a
él dedicó su tesis doctoral presentada en la Universidad de Burdeos, y
posteriormente publicada. El rey Alfonso XIII, en reconocimiento a sus
desvelos por esa olvidada comarca, le distinguió con la Cruz de Comendador
de la Orden de Alfonso XII.
El
entusiasmo que Legendre dedicó a la causa de las Hurdes lo puso también al
servicio del santuario de la Virgen de la Peña. Promovió su devoción
especialmente en Francia, su país, llegando a organizar en 1934, con motivo
del quinto centenario del hallazgo de la imagen, una peregrinación oficial
francesa al santuario.
Publicó en 1945, dirigido a sus compatriotas franceses, un
pequeño estudio sobre la Peña de Francia: Notre Dame de France en
Espagne. Es una breve reseña histórica del santuario y un comentario
emocionado de las bellezas de su paisaje, junto con sus meditaciones sobre
el significado que para los católicos de su patria tiene el que en estas
tierras españolas la Virgen haya querido llevar el nombre de Francia. Ese
mismo año organiza una peregrinación internacional para pedir por la paz
del mundo. Esta peregrinación contó con el patrocinio del Ministerio de
Asuntos Exteriores de España. Legendre
fallece el 12 de febrero de 1955 y sus restos son trasladados y enterrados
en la nave central de la iglesia del Santuario el 1 de julio de 1956.
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