MONS. KEBREU: “LEVÁNTENSE Y CAMINEN”

En La Pleine de Puerto Príncipe, los participantes de la reunión asistieron a la  Eucaristía presidida por  Mons. Kebreau, quien posteriormente presentó un análisis de la realidad al cumplirse dos meses del seísmo. “Cuando algunos piensan que es una maldición de Dios, yo creo que más bien es una Palabra de Dios y tenemos que buscar la manera de discernir y comprender el lenguaje de Dios a través de esta experiencia”, expresó el Pastor.
“Esto ha dado lugar a un gran movimiento de solidaridad y de unidad”, aseguró. 

“El temblor de tierra ha puesto a todo el mundo al mismo nivel, tanto a ricos como a pobres y cuando uno mira a distancia lo que ha pasado parece una gran liturgia eclesial”, precisó Mons. Kebreu.

Manifestó que la catástrofe “nos convoca a buscar y a comprender lo que Dios nos está diciendo”. “Es el momento de unirnos porque vamos a tener una sociedad de mutilados, una sociedad de niños y jóvenes abandonados y las congregaciones tienen un inmenso trabajo para desarrollar los diferentes carismas que tiene…”, aseveró.

En torno a las acciones emprendidas, el Obispo sostuvo que “ya se están tomando las medidas para poder construir con miras a la temporada ciclónica que va a llegar dentro de unos meses”. Señaló, asimismo, el problema de desalojar a tantos haitianos que se encuentran viviendo en carpas y que “están esperando a que el Gobierno les construya su casa y con el Gobierno que tenemos habría que hacer un milagro para que hable y que abra los ojos y los oídos”.

El Presidente del episcopado haitiano agradeció  a la República Dominicana por “el puente de solidaridad con nosotros”. “Es algo extraordinario esta hermandad que se ha entrelazado entre el pueblo haitiano y el dominicano en este momento doloroso”, aseguró.

El Obispo expresó su deseo de que “de verdad el carisma dominicano pueda enraizarse en Haití” y alentó a no tener miedo. “Sólo les digo que dejen Puerto Príncipe porque es un embudo”, advirtió.  “Hay que mirar el verdadero país que está allá y hay que coger el camino y ver la verdadera pobreza espiritual, económica, moral y política. Vamos adelante con optimismo, hay que trabajar, hay que caminar”, enfatizó.

“El Señor nos dice ‘levántense y caminen’. Esa es la palabra que les digo para poder comenzar a reflexionar y ver lo que vamos a hacer para que de verdad la Iglesia pueda tener ese adorno, ese diamante del carisma dominicano que debe brillar en medio de todos los carismas que alimenta a  la Iglesia de Jesús”.