El domingo 4 de septiembre del 2022, el recién nombrado Cardenal paraguayo Adalberto Martínez celebró su primera Misa tras el nombramiento como purpurado en el Bañado Tacumbú, un barrio periférico muy pobre de Asunción (Paraguay), que sufre inundaciones cada cierto tiempo que hacen que las 2.517 familias (unas10.000 personas) tengan que salir de sus casas para instalarse en precarios refugios. Allí viven y trabajan los dominicos.
Al inicio de esta Eucaristía, el dominico Pedro Velasco dijo:
Queridísimo padre, monseñor Adalberto, gracias por celebrar la primera eucaristía con nosotros en el Bañado Tacumbú. Esta parroquia de San Felipe, Santiago y San Miguel comenzó a gestarse por los años 60 y 70 con muchos pobladores norteños que tuvieron que emigrar al cerrarse las fábricas tanineras. Se formó con familias muy pobres que sobrevivían con la pesca, la fabricación de ladrillos, el reciclado y el servicio doméstico en su mayoría. La Iglesia apenas llegaba al barrio, pero trajeron y conservan una profunda fe y religiosidad popular expresada de múltiples formas y, de una manera especial en las celebraciones de la Semana Santa y en la fiesta de la Virgen de Caacupe. Una humildísima capilla levantada aquí bajo la advocación de San Felipe y Santiago y otra más amplia de San Miguel, en la entrada del barrio, ambas construidas en los inicios de este barrio por los mismos pobladores dan testimonio de esa fe.
En 1991 se erigió la actual parroquia de San Felipe, Santiago y San Miguel. Desde entonces caminamos lentamente, pero con mucha esperanza a pesar de las enormes dificultades en que se desenvuelve nuestro vivir diario procedentes, sobre todo, de la pobreza extrema y de las inundaciones periódicas.
Desde los primeros años hemos construido, a partir de la realidad de nuestros vecinos, nuestra propia identidad, como Iglesia que camina con los más pobres en el Bañado Tacumbú. Lo expresamos a través de tres horizontes que como la estrella de Belén nos guían y orientan: Jesús de Nazaret, el Reino de Dios que fue el proyecto y sueño de Jesús y la opción por los pobres; lo expresamos también a través de lo que llamamos el estilo que queremos imprimir a nuestra Iglesia aquí en el Bañado, estilo que deriva de unas notas que resaltamos de nuestra Iglesia. Queremos una Iglesia encarnada en la realidad, la cultura y la vida de nuestras familias; una iglesia samaritana, que se detiene, ama, se compadece y trabaja en sanar las heridas de los niños, jóvenes, ancianos, trabajadores de este lugar de exclusión, discriminación y dolor que son los Bañado; una Iglesia profética, que no se cansa de anunciar con amor y alegría la Buena Nueva, la Vida plena que Jesús nos trae y a la vez que no tiene miedo de denunciar las injusticias, las que provocan “la muerte temprana, antes de tiempo” de tantos hermanos. Una Iglesia misionera, que sale a las zonas del Bañado, que se acerca a los demás, que a través sobre todo de muchas laicas con el testimonio de vida la palabra, la Biblia, el Rosario, la oración y el consuelo a los enfermos recorre nuestro barrio.
A la luz de la parábola de Jesús del grano de mostaza acerca del Reino de Dios, diríamos que nuestra parroquia nació hace poco tiempo como un grano de mostaza, algo insignificante, pequeño, apenas percibida y sentida en el barrio, ahora todavía no somos un frondoso árbol donde se cobijan las aves, pero nos sentimos como una pequeña planta que ha crecido y que sigue creciendo entre nosotros con el deseo de que sea para todos sombra, cobijo y lugar donde se escuchen cantos y sonidos de vida y alegría.
Los niños han sido y son objeto privilegiado de nuestra atención. Veinte catequistas del barrio y 300 niños y niñas en catequesis, 120 en nuestra escuelita, más de 100 niños y adolescentes en nuestra orquesta de música y nuestra escuela de danza, 200 niños, niñas y adolescentes en la escuela de fútbol son fruto de esta preocupación. Nos lastiman en lo más profundo del corazón, los niños que no terminan la educación básica, los que no acceden o no terminan el bachiller, los que hemos visto crecer desde chiquitos y hemos amado y amamos entrañablemente y vemos destruirse y apagarse a causa de algo que no producimos, no nos enriquece y no hemos traído nosotros al barrio: la droga.
Un sector importante de nuestra parroquia, los jóvenes, en la actualidad integran seis comunidades juveniles que forman el Movimiento Juvenil Cristiano del Bañado Tacumbú, acompañados por 6 asesores laicos de la parroquia. Ellos son parte de la Asamblea permanente Unidos por la Franja, se acercan a las necesidades del barrio. Desde hace mucho tiempo a través de CAMSAT hemos dado becas de secundaria, universitaria y de capacitación profesional a más de 2.000 adolescentes y jóvenes. En nuestro barrio, de 11.000 personas, la mayoría niños y jóvenes, no tenemos ningún colegio que ofrezca el bachiller. El escaso acceso al estudio y la capacitación técnica y la falta de trabajo son los problemas más agudos que sufren nuestros jóvenes.
Vamos caminando y consolidando comunidades eclesiales de base en distintas zonas de nuestro Bañado. Ellas hacen presente en el día a día la presencia de Jesús y su mensaje entre los vecinos.
Desde el comienzo de nuestra parroquia hemos escuchado atentamente y trabajado por uno de los deseos y mandatos más insistentes de Jesús, el amor como valor supremo y la unidad como signo de que el Reino de Dios se hace presente. No somos muchos los católicos comprometidos y activos, pero estamos en todas las zonas, organizaciones y propuestas del Bañado Taumbú. No nos consideramos los únicos, ni los mejores, ni los acaparadores de la vida, luchas y esperanzas de nuestra comunidad bañadense. Consideramos que la unidad entre nosotros y la unidad con todos nuestros vecinos es la herramienta más eficaz para ir avanzando hacia una mejor calidad de vida y hacia la superación de la pobreza. Con ese ánimo iniciamos una organización de todo nuestro barrio y para todo el barrio sin excepción: CAMSAT. Hemos trabajado incansablemente por la unidad del Bañado Tacumbú. En ese empeño hemos encontrado asociaciones, organizaciones y pequeñas agrupaciones a lo largo y ancho del barrio y, entre ellas la mayoría con muchas ganas de salir adelante, de contribuir al bien de los vecinos y abiertas a colaborar con generosidad y compañerismo por el bien y por objetivos comunes del Bañado. Desde el año 2000 hemos realizado juntos muchas acciones y proyectos. Desde el 2016 en que se vislumbró como posible tener un nuevo barrio sin inundaciones, la Franja Costera inclusiva, la parroquia trabajó por la unidad y fue una de las asociaciones fundadoras de lo que hoy se llama APUF/CAMSAT, federación de 39 organizaciones del Bañado Tacumbú empeñados en mejorar cualitativamente nuestra realidad. Queremos servir, acompañar y caminar junto con las 38 restantes organizaciones del Bañado para afianzar y acrecentar la unidad y fortaleza del Bañado Tacumbú. Nos enorgullece a la Parroquia San Felipe, Santiago y San Miguel ser parte de este logro del Bañado, quizás el logro más sobresaliente e importante.
Uno de los acontecimientos más traumáticos y trágicos de nuestros bañados son las periódicas inundaciones.Durante estos 31 años de Parroquia hemos padecido ocho inundaciones. Solo aquellos que las han vivido y soportado pueden barruntar el desamparo, tristeza y dolor que implican. Nuestra Parroquia, como el Arca de la Alianza que acompañaba al Pueblo de Dios por el desierto, ha acompañado a toda la comunidad del Bañado en esas circunstancias. Durante la inundación, en la vida inhumana de los refugios y en la vuelta al barrio, la Parroquia y CAMSAT han permanecido con el barrio. Lo han hecho en el sentido pleno de la palabra: han sufrido, han llorado, han luchado y han vivido y continuado su misión como el resto de los pobladores estando a su servicio, prestando y ofreciendo todo lo que la Parroquia tiene. Las inundaciones, momentos de mucho dolor, también han sido para nosotros momentos de crecimiento en la unidad, en el conocimiento mutuo y en compartir con todos los vecinos del Bañado sueños y esperanzas que nos comprometen.
Todo esto lo hemos hecho con muchos amigos de fuera del barrio que se han solidarizado con la causa de los más pobres y que han ofrecido y ofrecen su gratuita y generosa colaboración con nosotros. Son hermanos de otras parroquias y de movimientos cristianos, son amigos que desde posiciones y profesiones cualificadas nos han acompañado y siguen acompañándonos. Hasta aquí hemos llegado, con la gracia y amorosa cercanía de Dios. Le damos gracias por ello.
Lo que nunca habíamos soñado es que el primer Cardenal de Paraguay, nuestro padre y hermano Monseñor Adalberto, estaría celebrando su primera Eucaristía pública y solemne en este humilde y pobre rincón del Paraguay convertido hoy en un grandioso balcón de nuestra ciudad de Asunción y también, gracias a tantos medios de comunicación que nos acompañan, de todo nuestro querido Paraguay. Gracias, Cardenal por permitirnos celebrar con usted esta Eucaristía de inicio de su misión en la Iglesia universal como parte del Colegio cardenalicio. Toda la Parroquia y gran parte del Bañado le abrazamos y rezamos por usted.
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