Que actualmente en España haya casi un 30% de parados es algo aterrador, pero lo es mucho más que haya dos millones de niños por debajo del umbral de la pobreza. Efectivamente, una realidad es la consecuencia de la otra. Pero se echa de menos que un dato de tal gravedad no haya aparecido, por ejemplo, en el discurso del Presidente del Gobierno sobre el estado de la nación. Es como si en España se considerase que estos son datos solo deben estar en boca de representantes de Cáritas, Unicef o Cruz Roja, y que el Presidente está para abordar asuntos de más calado. Pero son las propias organizaciones humanitarias las que en estos momentos solicitan un mayor compromiso explícito del Gobierno, o de los Gobiernos de cada comunidad, pues no pueden ser solo dichas organizaciones las que hagan frente a la precariedad.


            Llama la atención que el Gobierno canario haya decidido abrir 132 colegios el próximo verano para alimentar a 8.000 niños (recuérdese el pasado affaire de los tuppers). ¡Buena decisión!. La pobreza infantil en Canarias está cuatro puntos por encima del resto de España y en los colegios han advertido que muchos padres desapuntan a los niños del comedor por no poder permitirse ese gasto.


            Estos son problemas que no debe pensarse que afectan solo a cada familia, sino a toda la comunidad, al país entero. Si los desahucios llegaron al Congreso de los Diputados, las carencias infantiles han de llegar también. Por mucho que los ciudadanos estén dispuestos a donar una cantidad de dinero a alguna de esas organizaciones humanitarias, esto es y debe considerarse un asunto de interés político.

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