Los “bañados” de
Asunción, los paraguayos
obligados a abandonar su casa cada vez que crece
el río
Miles de personas habitan los márgenes del río Paraguay a su
paso por Asunción. Desde hace años,
deben dejar sus viviendas durante meses cuando hay crecidas.
Un poblador de Bañado Sur (Paraguay) camina por una calle
durante una inundación, en 2015.Juan Carlos Meza/Fotociclo
Paula López Barba ELPAIS-América (Asunción - 29 sept 2023 -
12:15 CEST)
Paraguay es el lugar del agua. El país está sobre el
acuífero guaraní, una de las mayores reservas de agua
dulce conocidas, con cerca de 40.000 kilómetros cúbicos, que
comparte con Brasil, Argentina y Uruguay.
El río Paraguay nace en el Estado brasileño de Mato Grosso y
recorre 2.700 kilómetros hasta confluir con
el Paraná, que nutre el río de la Plata. Su caudal divide
Paraguay en dos zonas muy diferenciadas: El
Chaco y la región oriental, traza fronteras con Brasil y
Argentina, contornea Asunción y es la principal vía
de transporte de mercancías.
A pesar de la riqueza en recursos naturales y comerciales de
Paraguay, gran parte de su población vive en
condiciones de pobreza. Un 25% no consigue pagar una cesta
básica de consumo, según el informe de
2022 del Instituto Nacional de Estadística (INE). La mitad
de esas personas vive en zonas urbanas y la
mayoría en el área metropolitana asuncena, la Gran Asunción,
que concentra a un tercio de la población
paraguaya, con más de dos millones. En la capital no llegan
a 500.000, según el Censo de 2022, y la
población disminuye, excepto en los márgenes del río
Paraguay, en los llamados “bañados”, terreno
municipal donde el número de viviendas informales aumenta
desde mediados del siglo XX.
Los
bañados de Asunción concentran la mayoría de los
asentamientos precarios de Paraguay. Se estima
que allí viven más de 100.000 personas, una quinta parte
de los habitantes de la capital. Se dividen en tres
zonas principales: Bañado Sur, Bañado Norte y la zona
inferior del barrio Ricardo Brugada, conocido
como La Chacarita. Las crecidas son periódicas y cada vez
más imprevisibles desde que se rompieron las
dinámicas naturales del río. “Es raro que pasemos más de
cinco años sin inundaciones, yo ya he vivido
ocho. Es un drama ver a miles de personas abandonar sus
casas, ir a los lugares más inconcebibles en las
peores condiciones, sobrevivir y volver al barrio, donde
parece que haya pasado una guerra”, explica
Pedro Velasco en su casa en Tacumbú, en el Bañado Sur. El
misionero dominico de 71 años llegó desde
España a Asunción en 1976 con 24 años. Pasó una década en
una parroquia del centro de la ciudad, hasta
que decidió mudarse a zona inundable para estar al pie del
cañón. “Me costó más el salto del centro al
bañado que de España a América”, dice. Quería estar más
cerca de las personas que necesitaban ayuda
para abrir camino con ellos y lleva 37 años intentando
articular el barrio desde dentro. “Hay muchísima
pobreza, pero cuando llegué era más precario, no había
educación, suministro de agua, ni camino”, dice
frente a un mapa del Bañado Sur, colgado en su sala de
estar.
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